En una reciente entrevista otorgada a Proceso , el Jefe Diego Fernández de Cevallos, comparte una anécdota en la cual detuvo un acto de intervención del entonces gobierno federal en contra de AMLO en las elecciones presidenciales de 2006, sentenciando: “ Hay cosas que en la política no se deben de permitir”.
La guerra sucia es una estrategia muy conocida y empleada dentro del mundo del marketing político, sin embargo para su aplicación se debe ser muy cuidadoso de los límites debido a que si no se calculan con precisión, los alcances de su implementación y los resultados podrían ser perjudiciales.
En la historia reciente de las campañas presidenciales en nuestro país, las administraciones federales han jugado un rol importante en el apoyo u omisión para influir en los resultados finales.
Más allá de las sombras fraudulentas que 1988 y 2006 han dejado en el imaginario colectivo, la participación activa o pasiva se ha visto presente.
Desde el arribo de Ernesto Zedillo Ponce de León en 1994 (quizá por las circunstancias en las cuales asumió el poder), marcó un evidente distanciamiento con su partido político, incluso los analistas han descrito como su forma de gobernar fue marcando el camino hacia la alternancia política alcanzada con Vicente Fox en el año 2000.
Para nadie resulta nueva la obsesión que el ex mandatario Fox ha mostrado continuamente hacia la persona de Andrés Manuel, el desafuero fue quizá la prueba más contundente de ello.
Lo anterior no fue más que la punta del iceberg que se había iniciado años antes del proceso electoral de 2006, con los video escándalos que implicaban al círculo cercano del candidato opositor.
Según declara Fernández de Cevallos en la entrevista antes referida, sería el último miércoles de la campaña presidencial de ese año cuando le informaron que a la media noche, sacarían de la cárcel una declaración del ex colaborador del tabasqueño, Gustavo Ponce, a lo cual se interpuso.
Queda claro que la intención de Diego Fernández no fue en ningún momento proteger a Andrés Manuel, por el contrario, como buen estratega y experimentado político, era consciente que de permitirlo, la opinión pública se volcaría hacia la víctima de tan repudiable acto de abuso de poder.
En 2012 durante la administración de Felipe Calderón Hinojosa, las modificaciones legislativas en materia electoral redujeron bastante el margen de acción dentro de los comicios, los espacios de radio y televisión ahora eran controlados por el entonces IFE y las condiciones favorecían claramente al candidato del PRI.
En su momento la decisión del equipo Calderonista fue deslindarse de una manera discreta de la campaña de su abanderada Josefina Vázquez Mota y comenzar a negociar los términos de la transición con el equipo de EPN.
Es preciso apuntar, que ninguno de los anteriores Presidentes de la República, habían conseguido calificaciones tan bajas dentro de la percepción ciudadana, como el actual mandatario Enrique Peña Nieto, lo cual es el saldo que dejó un sexenio con unas reformas sin los resultados que se anunciaban y un partido plagado de corrupción en todos los niveles.
Con dicho contexto suena absurdo el uso que decidieron darle a la PGR en la lucha encarnizada contra el candidato frentista Ricardo Anaya, en un acto sin precedente difundiendo el video del propio circuito cerrado de las instalaciones de la Procuraduría, lo cual raya en un insulto a la inteligencia.
El diagnóstico mercadológico que se lee es que sería ingenuo pensar que con este tipo de intervención del estado busquen levantar al candidato oficial José Antonio Meade, estancado en el tercer lugar.
Por lo contrario , en un reciente artículo publicado por El Financiero, se comparten datos obtenidos por el Security Consulting Technology Risk Managment (GLAC), donde en redes sociales los comentarios negativos han disminuido y los de apoyo han aumentado hacia Anaya Cortés.
Ahora es el momento en que su equipo de asesores deben capitalizar esta oportunidad, para consolidarse en el segundo lugar y lograr crecer los puntos necesarios para competir de lleno con el candidato puntero, la mejor manera de hacerlo será dejar atrás las declaraciones de defensa y abocarse en su promoción.
Por lo pronto el equipo de Morena actúa con inteligencia, esperando tranquilo en la cima sin involucrarse demasiado en el tema, mientras que la estrategia desesperada del PRI se vuelca en su contra, pudiendo perderlo prácticamente todo el próximo julio.
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