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Hoy, sobre los predios que alguna vez fueron centros de actividad criminal, laboran mexicanos que con tecnología combaten los delitos en el Estado de México. El C5, conocido como “el gran cerebro de la seguridad”, está ubicado en Toluca y tiene conectadas 10 mil cámaras de vigilancia —que graban en alta resolución— distribuidas en los municipios más poblados del Estado de México. También monitorea los 25 arcos carreteros del estado con cámaras de reconocimiento de placas.
La empresa SeguriTech, de Ariel Picker, menciona que el Estado de México tiene la capacidad para albergar 50 mil cámaras.
El C5, como se le conoce al Centro de Control, Comando, Comunicación, Cómputo y Calidad, inició sus operaciones hace un año. Está construido sobre el terreno que alguna vez le perteneció al empresario chino Zhenli Ye Gon y que le decomisaron en 2007 por sus nexos con el narco.
Si el C5 de Toluca tiene alguna falla la información se respalda en el C5 de Ecatepec, que funciona como un espejo. Éste fue construido unos meses después en lugares donde por muchos años operaron deshuesaderos de automóviles, los más grandes de la zona oriente del Valle de México en la llamada Curva del Diablo.
“La tecnología del C5 permite a las autoridades actuar ante un crimen en menos de cuatro minutos”, explica Miguel Ángel Zamora, director del C5. “Lo que hace único a este laboratorio son la cantidad de cámaras. Entre más cámaras, más ojos traes”, comentan en Seguritech, una de las empresas que colabora con tecnología en el C5.
El gran ojo de la ciudad
El C5 es considerado el centro de vigilancia más importante de América Latina; tiene la sala de monitoreo más grande del continente. Usa tecnología similar a la que se utiliza en Alemania, Israel e Inglaterra.
Sus cámaras de seguridad cuentan con tecnología de reconocimiento de imágenes. Logran detectar, por ejemplo, las placas vehiculares; introducen la matrícula en la base de datos del sistema y determinan si se trata de un vehículo reportado como robado o si es parte de un crimen.
Las cámaras lectoras de placas permiten obtener una imagen nítida incluso si el vehículo está en movimiento. Están diseñadas para reflejar el brillo de la superficie de la placa, ignorando el resto del panorama.
Están “programadas” para detectar cualquier cuerpo extraño, como objetos tirados, grandes grupos de personas u obstáculos en la vía pública, y dar aviso a los operadores del C5.
Gracias a ello, es posible monitorear las 10 mil cámaras que hay en todo el Estado de México sin perder los detalles que el ojo humano no logra detectar. Además, los C5 reciben ayuda de subcentros ubicados en varias partes del estado y vehículos de vigilancia móvil.
De acuerdo con SeguriTech, los dispositivos utilizados en el C5 son lo más avanzado que existe en el mercado. Por ello, el gobierno de Panamá y el Estado de México firmaron un convenio para que el país centroamericano conozca el funcionamiento de los C5 de Toluca y Ecatepec, y así replique la estrategia en Panamá.
Sin embargo, a pesar de los avances tecnológicos, en México sólo tres de cada 100 delitos son resueltos por las autoridades, y una sexta parte son cometidos en el Estado de México.
Ciudad vigilada, ¿ciudad segura?
La inseguridad cuesta 1.25% del PIB, cifra equivalente a toda la actividad económica de Durango, de acuerdo con datos del Inegi. En 2016 los mexicanos gastaron 78 mil millones de pesos en medidas preventivas como cambiar cerraduras de sus casas, puertas o ventanas, colocar rejas o comprar perros guardianes.
Hace más de cinco años, en Londres, capital de Reino Unido, ya contaban con medio millón de cámaras de seguridad, tanto públicas como privadas. A pesar de ser la ciudad más videovigilada en el mundo, al lado de Beijing, Chongqing, Chicago y Nueva York, la seguridad en las calles sólo aumentó un 10% desde que empezaron a usarlas, según una publicación de Business Insider.
Sin embargo, el año pasado varias zonas en Reino Unido desactivaron algunas de sus cámaras menos usadas como medida de austeridad, de acuerdo con el reporte Surveillance Camera Commissioner. En Westminster, por ejemplo, desactivaron 75 cámaras, lo que permitió ahorrar 1 millón de libras.
Pero las protestas por el uso de videovigilancia van más allá de los asuntos económicos. En Berlín algunos jóvenes destruyeron las cámaras instaladas para “protestar por el derecho a la privacidad”: entraron a los vagones del Metro y destruyeron las cámaras instaladas.
Jason Ditton, del Centro Escocés de Criminología, hizo un estudio en el centro de Londres con entrevistas y grupos de discusión entre residentes y personas que trabajaban en la zona. Encontró que, aún cuando las cámaras de vigilancia eran muy comunes en el vecindario, no necesariamente les daba la sensación de seguridad. De hecho, la mayoría se sentía más ansioso.
“Cuanto más asegure un inmueble, mayor es el mensaje de que algo está mal con el lugar”, dijo Ditton. En México no ocurre lo mismo. En la encuesta de percepción ciudadana se les preguntó a los habitantes de la zona metropolitana y la CDMX “¿qué medida del gobierno es la que más ha ayudado a combatir la inseguridad en el último año?” y la respuesta más popular fue “instalar cámaras de seguridad”, con 30%. Sin embargo, 14% de los entrevistados no pudo identificar ninguna de las medidas que toma el gobierno para resolver el problema.
Eligiendo a los mejores
En el C5 labora personal de la Marina, el Ejército y las policías federal y estatal, además de un grupo de cinco personas con sordera que trabajan como monitoristas, ya que tienen la habilidad de leer los labios y un mejor desarrollo de la vista, que compensa la falta de oído.
En el centro también usan la tecnología para cuidar la seguridad y los datos de sus trabajadores, que en su mayoría son psicólogos, abogados y criminólogos. Además de acreditar los exámenes de control de confianza, a través del reconocimiento facial y el escaneo de iris, sus voces, rasgos faciales y retina, están almacenados como medida de seguridad interna.
“La gran mayoría de los operadores son jóvenes saliendo de la universidad, son policías de carrera y el pago es muy bueno. No deben tener antecedentes penales, se graba su voz, rasgos faciales, ADN e iris. Esa calidad es la que necesitas para que funcione”, dice Zamora.
El personal que atiende el C5 está capacitado para atender emergencias médicas y de protección civil. Entre sus protocolos está la atención a casos de ahogados, amputaciones, asfixia, convulsiones, electrocutados, hemorragias, infartos, intoxicaciones, quemaduras, sobredosis y trabajos de parto.
Los operadores también están capacitados con perspectiva de género en casos de abuso a mujeres. El director, Miguel Ángel Zamora, pone el ejemplo de una joven que sufre abuso sexual. “Los operadores jamás le preguntarán qué ropa llevaba puesta o si bebió de más antes de la agresión. Ellos están capacitados para apoyar y tranquilizar a la víctima, sin juzgar”, indica.
A pesar de todo, sólo 10 de cada 100 personas en la Ciudad de México y el área metropolitana tiene confianza en la policía, de acuerdo con la encuesta sobre percepción ciudadana Cómo Vamos: Ciudad de México.
En quién confían los mexicanos
De enero a abril de 2017 se cometieron 573 mil 597 delitos en todo el país, de los cuales 86 mil 591 ocurrieron en el Estado de México, casi una sexta parte, según cifras de la Secretaría de Gobernación. El robo o asalto, la extorsión y el fraude son los tres delitos más comunes en el Estado de México, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe).
La Envipe señala que sólo se denunciaron 10 de cada 100 delitos. Sólo seis de esos tienen carpeta de investigación en el Ministerio Público y, por si fuera poco, sólo la mitad de éstos fueron resueltos. En pocas palabras, en México se resuelven tres de cada 100 delitos.
A eso hay que sumar que sólo uno de cada 10 personas en la Ciudad de México tiene confianza en la policía, donde los agentes de tránsito y de la preventiva municipal son las menos aceptadas por los ciudadanos. Finalmente, la Marina y el Ejército son las instituciones en quienes más confían los mexicanos, de acuerdo con Cómo Vamos, CDMX.
El transporte público y la calle son los lugares donde todas las personas se sienten más inseguras, en especial en el área metropolitana. Las mujeres del nivel socioeconómico más bajo son quienes más inseguras se sienten en su colonia, de acuerdo con el estudio.
El futuro de SeguriTech, de Ariel Picker
Gracias a un convenio con Londres, el Estado de México contará con 50 mil cámaras. Por el momento tiene 10 mil, pero las 40 mil faltantes “no le costarán al gobierno gracias a un convenio sobre intercambio de infraestructura”.
La empresa SeguriTech, de Ariel Picker, menciona que el Estado de México tiene la capacidad para albergar 50 mil cámaras, ya que contarán con fibra óptica. “Además, por ahí pueden pasar educación, finanzas, salud. La capacidad de la fibra es única”, dicen.
La tecnología que utiliza el C5 internamente, como el reconocimiento facial y el escaneo de iris, se utiliza con varios fines en el mundo.
Los primeros experimentos de reconocimiento facial se llevaron a cabo en 1960. El primer sistema requería que una persona localizara manualmente los rasgos faciales, como los ojos, las orejas y la nariz. Hoy, esta tecnología es utilizada por empresas como Facebook y Google, que en automático permiten etiquetar amigos y encontrar fotos.
China, por otro lado, fabricó el primer cajero automático con reconocimiento facial. La máquina no permite retirar dinero a menos que el rostro coincida con el de las fotos registradas del usuario. Además, la máquina almacena los números de serie de cada billete depositado, así que quienes depositan billetes falsos, son identificados.
Finalmente, el escaneo de iris ha permitido ahorrar trámites y papeleo. La ONU, desde 2013, puede distribuir millones de dólares para los refugiados sirios gracias a que construyó una base de datos con imágenes de sus retinas. Así, cuando alguno necesitaba apoyo económico sólo iba a un banco que contara con identificador de iris y sin hacer papeleo, recibía la asistencia. Esto también ayudó a prevenir el fraude, ya que anteriormente la ONU entregaba tarjetas para cajeros automáticos que podían ser revendidas en el mercado negro.