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Un jueves de agosto de 2013 al medio día, bajo el sol y en plena calle al menos 30 personas esperan saber de su situación laboral afuera de la estación Juanacatlán del Metro, justo en la entrada de la sede del Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo. Son empleados de Birmex, señalada por esos días como responsable de presuntas irregularidades por el Metro.
Apenas cruzando la calle, en el restaurante Barilochito, ubicado en un local del Metro pero cedido al gremio, en playera y solo toma café Fernando Espino Arévalo, líder del sindicato.
Su hijo, Fernando Espino González aparece en registros públicos como titular de Birmex y apoderado legal de Tahankun, ambas con adjudicaciones para el servicio a los comedores en el Metro en 2011 y 2012.
EL UNIVERSAL había documentado cómo varias decenas de familiares suyos están en la nómina del Metro. Su hija tiene una subgerencia y tras la denuncia es obligada a renunciar.
En la Ciudad de México, mientras Fernando Espino estudiaba ingeniería en el Instituto Politécnico Nacional hace más de 30 años, fue sparring de boxeadores como Lupe Pintor o Mantequilla Napoles. Había muchos grandes peleadores en esa época, por lo que midió sus fuerzas y supo que jamás llegaría a ser campeón. Optó por la ingeniería.
“En política, como en el box, mientras más te golpean, más te gusta”, dice. Y “un boxeador, cuando le empiezan a fallar las piernas es el fin de su carrera”.
Ha estado más de tres décadas como dirigente moral y en intervalos de manera formal al frente del gremio del Metro, le gusta más la política y no le tiemblan las piernas, dice en más de cuatro horas de entrevista. Quebró un lápiz mientras hablaba. Gesticulaba. Se le hinchaban las venas del cuello. Apretaba las mandíbulas.
-¿Pero moralmente no es cuestionable que sean propietarios de empresas que le sirven al Metro?
-¿Cuál moral de qué? Si tú estás dando un buen servicio. Aquí lo importante es competir y que des un buen servicio. ¿Qué hablas, en qué aspecto de moral? ¿Cuál moral? ¿Moral de qué?
Ese es Fernando Espino. Ha sido legislador por el Partido Nueva Alianza, creado por la profesora Elba Esther Gordillo; por el PVEM, de Jorge Emilio González, y por el PRI.
Se ha peleado con las gestiones de Andrés Manuel López Obrador y de Miguel Mancera. Incluso el tabasqueño intentó desaforarlo en septiembre de 2002 porque presumía daños a las instalaciones del Metro. No prosperó.
Con Mancera, el entonces director del Metro, Joel Ortega, entró en colisión por más de mil plazas que el sindicato exigía que debían ser basificadas. Ortega terminó dejando la administración mancerista y el líder sindical obtuvo sus plazas.
Hoy el camaleónico Fernando Espino Arévalo guiñe el ojo a Morena con el respaldo anunciado a su candidata a gobernadora en el Estado de México, Delfina Gómez.