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Chimalhuacán, Méx.— “No hay que olvidar que México y La Habana son dos ciudades que son como hermanas, para reír y cantar”, dice la canción de Beny Moré, a la que se podría agregar “para leer o alfabetizar”.
Un programa educativo cubano que empezó a aplicarse en Chimalhuacán desde 2005, cuando el municipio ocupaba uno de los primeros lugares a nivel nacional en analfabetismo, logró reducir este índice y 11 años después la localidad mexiquense es el lugar con menor analfabetismo del país.
Ahora el gobierno de Chimalhuacán pondrá en marcha una nueva estrategia para que los adultos aprendan a leer y escribir bajo la coordinación únicamente de autoridades locales. Los expertos cubanos ya no participarán en el programa educativo dirigido personas mayores de 18 años.
“Agradecemos a los cubanos todo el apoyo brindado en la última década. Ustedes, que ahora saben leer y escribir, son el último grupo que egresa producto del trabajo conjunto entre cubanos y chimalhuacanos. A partir de hoy, será responsabilidad sólo de las autoridades municipales alfabetizar a la población”, dijo la alcaldesa Rosalba Pineda Ramírez.
Con el apoyo de los expertos se graduaron 32 generaciones en el programa Alfa TV, yo sí puedo.
Gracias a los educadores de Cuba más de 14 mil personas han logrado alfabetizarse en los últimos cinco años y en la última década la cifra rebasó los 30 mil habitantes.
“Concluimos esta fase porque, además de que hemos levantado bandera blanca en materia de analfabetismo, es muy poca la gente iletrada en el territorio; ahora tenemos que pasar a una nueva etapa en donde buscaremos a las personas que aún no saben leer ni escribir y las instruiremos”, comentó.
“Lo logré. Problemas de salud y económicos durante su infancia no permitieron a doña Inés acudir a la escuela, pero al rebasar los 60 años, consumó uno de sus sueños: aprender a leer y escribir.
“Me siento muy feliz y satisfecha porque yo tenía muchas ganas de aprender y lo logré, ahora hasta les puedo enseñar a mis nietos a leer y escribir”, contó.
María de los Ángeles García Camacho, de 58 años, vecina del barrio San Lorenzo, es otra de las que dejó de ser analfabeta gracias al modelo educativo cubano. “Es un día especial para nosotros, hemos cumplido una meta difícil de alcanzar”, leyó un discurso que ella misma redactó.