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Ecatepec, Méx.— De pronto la cabina se detuvo. La cara inicial de entusiasmo por usar el nuevo sistema de transporte cambió por una de angustia, de preocupación, de miedo. Estar suspendidos a más de 30 metros de altura, balanceándose de un lado a otro y sostenidos por cables para no caer sobre casas de la región de La Cañada, inquietó a los cinco pasajeros que viajaban en la cabina 105.
“Se siente como raro estar aquí, que no avance y luego si se llega a caer, ¿qué hacemos? Nadie nos va a salvar, ¿verdad?”, dijo entre risas nerviosas Ernesto Moreno, residente de la colonia Tablas del Pozo.
Otros de sus compañeros de viaje también estaban nerviosos. “Parecen como pruebas de la NASA, cuando están lanzando una nave”, comentó otro de los habitantes de la parte alta de la Sierra de Guadalupe que volteó varias veces a los lados para saber lo que ocurría por la interrupción del recorrido.
Cerca de 75 segundos duró esa suspensión de su trayecto hacia la estación 3 Fátima, pero para esos cinco ocupantes de la cabina roja pareció más el tiempo que tuvieron que esperar para continuar su marcha por los aires ecatepequenses.
Cuando la cabina avanzó recuperaron el aliento y una sonrisa se les dibujo en el rostro. Aunque no se cumplieron los dos minutos estimados de Tablas del Pozo a Fátima, los pasajeros se sintieron aliviados de llegar a la otra estación.
Las suspensiones en el servicio entre estación y estación son normales, la seguridad en el sistema está garantizado, por lo que las posibilidades de que ocurra un accidente en el Mexicable son casi nulas, afirmó Homero Navarrete Martínez, director de Administración y Construcción de Obra Pública de la Secretaría de Infraestructura del Estado de México.