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Toluca, Méx.— Cuando Gerardo y su esposa se enteraron de la existencia de la nueva clínica de fertilidad que se inauguraba en Toluca, a través de un reporte televisión, no lo pensaron dos veces. Al siguiente día, a mediados de febrero de 2015, estaban a las 9:00 en punto de la mañana en primera fila, esperando un pase para su cita de primera vez.
“Fue la gran cosa saber que era una institución pública y que todo el costo corría por cuenta del Estado”, comentó sonriente Gerardo, que a punto de cumplir 50 años, comenzaba a entrar en estado de verdadera desesperanza, tras dos procedimientos fallidos en clínicas privadas que no solo lo dejaron a él y a su esposa María de la Luz, total y absolutamente desilusionados, sino además “quebrados al cien”.
De los pacientes que aguardan en la sala de espera del segundo piso del hospital, pocos se animan a hablar.
La infertilidad es un padecimiento que marca a las personas como si fuera un estigma social, algunos se avergüenzan y otros se cohiben, por eso pocos se atreven a hacer pública su situación y menos a detallarla. Pero Gerardo considera que es necesario hablar y exponer esta realidad pues solo así se pueden conjuntar esfuerzos para recibir apoyo de las instituciones.
Cómo nadie sabe lo que puede significar el impacto de saber que simplemente no puedes tener hijos, dice.
“Cómo afecta a un ser humano saber de repente que no puedes engendrar, ¿qué nunca vas a ser padre?”.
Para contestar se toma su tiempo, se queda pensando un minuto que en algún momento parece no terminar, intenta una respuesta, una segunda y al final toma aire, se le humedece la mirada, le tiembla un poco la quijada y reconoce que se trata de un “impacto” que te conmociona y te remueve la vida.
En el caso de él y su esposa, ambos con cinco años de casados, lo primero que hicieron fue acudir a las clínicas privadas. Intentaron dos procedimientos para engendrar in vitro, pero no hubo resultados. Los casi 200 mil pesos que tenían de ahorro se esfumaron en un par de meses y quedaron en bancarrota.
Al hablar de su experiencia en la clínica, Gerardo vuelve a tomar aire, su naturaleza positiva resurge y vuelve la sonrisa. “Por eso fue la gran cosa saber que existía esto”, repite en una frase con la que mejor puede definir a la Clínica de Fertilidad del GEM. De hecho el día de la entrevista fue un gran día para él y su esposa, él sería sometido a un procedimiento para tomar las muestras que permitirán fecundar en laboratorio, los óvulos de su esposa, previamente capturados. Está feliz, pero también consciente, pues sabe que a nivel mundial, el porcentaje de éxito en estos procedimientos es del 30%; sin embargo, aquí le han asegurado que lo intentarán varias veces hasta obtener un resultado positivo. Lo mejor... no tendrá que esperar ahorrar dos años más.