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Si el volcán Popocatépetl hoy hiciera erupción, las comunidades cercanas a él no podrían ser evacuadas a tiempo, primero porque las rutas para salir del lugar están llenas de topes y baches; segundo, porque los pobladores no saben qué hacer en caso de una emergencia, el gobierno no se los ha informado.

En Santiago Xalizintla, municipio poblano que se ubica al inicio de la carretera para subir al Paso de Cortés, viven 2 mil 200 habitantes. Ahí, las autoridades colocaron un gran mapa en el que se señalan las zonas de riesgo volcánico, pero nadie lo observa, como si el nombre de su comunidad no apareciera en él, aunque sí está.

El lunes 18 de abril, a las 02:32 horas el volcán emanó una explosión de lava y ceniza que puso a la zona en alerta amarilla, entonces se evidenció que no existen protocolos de evacuación.

Los habitantes de esa y otras comunidades poblanas no han recibido información de las autoridades para conocer qué hacer en caso de que tengan que evacuar si el volcán entrara en una fase eruptiva.

Conductores de transporte público dicen que las rutas de evacuación están en condiciones regulares, pero advierten que en algunos puntos hay demasiados topes, lo que dificultaría la circulación rápida en caso de que se presentara una emergencia.

Pese a ello, Alfredo Ríos, presidente municipal de Santiago Xalizintla, considera que las rutas de evacuación están en buenas condiciones para utilizarse en caso de ser necesario.

La carpeta asfáltica del Paso de Cortés, en el tramo de Santa María Acuexcómac hacia San Pedro Cholula, presenta baches que ponen en peligro a los que circulen en unidades, además de que el camino es angosto, advierten pobladores de esos lugares.

En la ruta para llegar al Paso de Cortés existen letreros donde indican que es una ruta de evacuación, pero sólo son visibles si se les pone atención, las señalizaciones están grafiteadas y eso impide su visibilidad.

Don Goyo. Cuando el volcán tuvo la mayor actividad eruptiva, en el año 2000, uno de los residentes se encontró con un hombre mayor, de pelo cano, alto, blanco y delgado, vestido con ropa humilde, como la de todos los campesinos del lugar.

Le dijo que se llamaba Gregorio, Goyo, para que fuera más corto pronunciar su nombre. Le pidió un pan al hombre, cuando éste se lo dio, le aseguró que no tuviera miedo, que nada habría de pasar con el volcán y que le dijera a sus vecinos que no se preocuparan, que todo estaría en calma.

Ese mismo personaje ha sido visto en diferentes años por los pobladores. “Es Don Goyo”, juran.

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