Joaquín Requena Cornejo transforma las bicicletas en obras artísticas. Con aerografía plasma en el metal rostros, pirámides y otros motivos prehispánicos.

Tiene un taller de reparación de bicicletas en Calzada de San Mateo, frente a la Alameda municipal, en el centro de Atizapán.

“Estamos haciendo una especie de entre aerografía y pincel para esta bicicleta. La persona que vino aquí me dijo que quería motivos prehispánicos, por eso incorporamos la pirámide azteca, el nacimiento, vida y muerte, un símbolo maya, estos son puros esqueletos que quiso incorporar el señor. Estos son bloques mayas. Aquí tenemos el guerrero águila, jaguar, la muerte”, explica.

Asegura que solamente tres personas en el país se dedican a la aerografía de bicicletas, técnica que por lo regular se utiliza en motocicletas o automóviles.

“Que sepa nada más hay una persona en Monterrey, una Guadalajara y aquí lo ando haciendo yo. Y eso checando en internet es que sé que hacen esto”, relata.

Requena Cornejo inició con su taller de bicicletas en 1995, pero fue hasta el 2000 cuando hizo su primer aerografía.

“Siempre me gustó el dibujo. No soy un buen dibujante, la verdad. Mi hermano, a comparación, él es muy buen dibujante. Pero yo desde la primaria me gustó diseñar y también estudié máquinas herramientas y por eso puedo hacer una bicicleta desde principio a fin, sacar los ángulos, pesos, todo”, dice.

Agrega “empecé con el taller y torno. Aquí estoy desde 1995, pero también estamos involucrados un poco en lo de las motos, aunque yo no sé arreglar, me gustaba cómo aerografiaban las motos, pero a falta, como yo no tengo tanque ni salpicaderas de moto, mi primera aerografía fue en una Vagabundo, también hice algo maya, pero diferente a este. De ahí, si no me mandan hacer una bicicleta de aerografía, en mis ratos yo hago una mía y la vendo”, dice.

Relata que para los dibujos utiliza pinturas cuyos precios oscilan entre 20 y 40 pesos, aunque para efectuar trabajo de calidad emplea otras pinturas que valen hasta 500 pesos, por lo que para pintar una bicicleta requiere al menos 10 frascos, es decir, cinco mil pesos solamente en pinturas.

Detalla que al año le encargan unas cinco aerografías en bicicletas e igual número de modificaciones de bicicletas, que también realiza.

Expresa que quienes le encargan aerografías son principalmente coleccionistas de bicicletas, de entre 25 y 50 años de edad, aunque los ha habido más jóvenes, como en este caso.

“Esta persona ronda los 20 años, que es más o menos los que empiezan. Pero hay gente de cerca de 50 años que coleccionan ellos sus bicicletas de hacer piruetas de los ochentas, ya son grandes y quieren no tanto diseños como este, pero sí una aerografía, un tipo mosaicos o tipo flamitas”, menciona.

Concluye: “A la gente le gusta. Me ve haciendo esto, pregunta, pero por el precio, las pinturas son muy caras”.

msl

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