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emilio.fernandez@eluniversal.com.mx
Chimalhuacán, Méx.— La enemiga estaba cerca de todos. La conocían, hablaban y convivían con ella.
Nunca pensaron que esa mujer, que se convirtió en la más buscada por las autoridades de los tres niveles de gobierno en las últimas cuatro semanas, era parte de ellos.
“Nunca nos imaginamos que era la vecina, porque dicen que es ella la que mataba con un cuchillo”, contó Julia, una residente del barrio Cesteros, en este municipio.
La Degolladora, como es llamada desde la segunda quincena de septiembre la joven que supuestamente atacaba con un arma punzocortante a sus víctimas, infundió un miedo colectivo nunca antes visto entre los habitantes de este municipio de la zona oriente del Valle de México.
Ni los miles de delitos que se han registrado en los últimos meses en Chimalhuacán, que hasta el sexenio del presidente Felipe Calderón Hinojosa era considerado el municipio urbano más marginado del país, provocaron tanto temor a parte de la población como los que cometió, según la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM), Itzel Nayeli, de 20 años de edad.
Antes del jueves 8 de octubre, cuando fue detenida por las autoridades estatales, caminar por las calles de los barrios Cesteros, Labradores y Curtidores, donde ocurrieron los ataques de La Degolladora, lo hacían a uno sospechoso ante la mirada de los residentes, quienes no se confiaban de nadie.
Volteaban constantemente a sus costados, atrás y observaban con detenimiento a los que iban hacia ellos de frente. Todos los habitantes desconfiaban de todos.
“Yo cuando salgo a la calle cargo un palo en mi bolsa y volteo para todos los lados”, contó Verónica, una residente del barrio Pescadores, hasta donde la sicosis por dicha mujer se extendió también.
‘Toque de queda’. En los últimos 25 días la gente dejó de salir cuando anochecía. Sólo lo hacían por las mañanas los padres para llevar a sus hijos a la escuela y al medio día cuando iban a recogerlos a la salida.
Después de esa hora muchas calles del municipio de la zona oriente se quedaban prácticamente vacías. Conductores de mototaxis iban y venían en busca de pasajeros para trasladar en ese transporte aún ilegal en el Estado de México.
La falta de residentes en las calles afectaron la actividad económica y comercial en el municipio en el que 60% de la población, estimada en 615 mil habitantes, vive en condiciones de pobreza y más de 13% en pobreza extrema, de acuerdo a las autoridades locales.
“Ya casi no hay gente en la noche y las ventas también han bajado porque no quieren salir por miedo”, lamentó María Teresa, una comerciante del barrio Curtidores.
“Bienvenidos a Chimalhuacán”, dicen esas 24 letras escritas en el distribuidor vial que divide a Nezahualcóyotl de Chimalhuacán sobre el Bordo de Xochiaca. Ahí, donde el olor a aguas pestilentes se agudiza más porque el río de La Compañía no permite que el habitante o visitante se olvide qué territorio está transitando.
Esa es la entrada a este municipio donde se encuentra El Guerrero Chimali, el nuevo símbolo de identidad de Chimalhuacán, que se yergue sobre sus 60 metros de altura.
Este domingo, 72 horas después de la detención de la probable agresora de siete personas, dos de las cuales murieron y cinco resultaron heridas, muchos de los habitantes que sintieron miedo intentan regresar a su cotidianidad.
Las calles, parques y centros de reunión pública se empiezan a llenar al saber que Itzel Nayeli ya se encuentra recluida en el penal Neza Bordo desde la tarde del viernes.
Algunos de sus vecinos no están del todo convencidos de que sea ella la responsable de todos los ataques, realizados mientras estaba bajo los influjos del solvente que inhalaba, según dijo ante el agente del Ministerio Público luego de rendir su declaración.
“Es adicta, se moneaba, pero yo digo que una persona para tener tantos asesinatos tiene que estar en sus cinco sentidos, pero la muchacha con la mona no puede estar en sus cinco sentidos”, contó Areli, una amiga de la familia. A Itzel Nayeli la consideró como otra víctima más de la violencia intrafamiliar.
“Lo que a mí me dijo su hermana Lupe, con quien platiqué ayer, es que luego venía con los ojos morados [Itzel Nayeli] porque según su esposo le pegó. Yo conozco a su esposo y sé que es una persona muy agresiva. Le dicen El Ratón y trabaja en los camiones del barrio Pescadores”, narró.
Unidades de la Marina, así como de los miembros de la Base de Operaciones Mixta (BOM) pasan de manera constante sobre la avenida Ignacio Manuel Altamirano, justo frente a la casa donde Itzel Nayeli intentó ingresar la mañana del jueves cuando fue detenida por los policías ministeriales y estatales a unos metros de ahí al intentar huir.
Las autoridades locales anticiparon que los operativos de seguridad continuarán en el municipio para tratar de reducir los índices delictivos.
Esos delitos que también preocupan a los residentes cuando salen y llegan de su trabajo o escuela, que son cometidos por los delincuentes que operan en Chimalhuacán, algunos de los cuales fueron detenidos durante las revisiones recientes, también con cuchillos, navajas o pistolas en su poder.
En la esquina de la avenida Cehuán e Ignacio Manuel Altamirano, en el barrio Pescadores, hay una base de mototaxis desde donde algunos de los operadores vieron cómo fue detenida la joven mujer, de 20 años, esbelta, con 1.62 metros de estatura, de cabello largo, castaño oscuro, recogido, con dos tatuajes, uno de la Santa Muerte en la espalda y otro de un conejo, símbolo de una revista para caballeros, en la mano izquierda.
La enemiga estaba cerca de todos.