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Huixquilucan, Méx.— “Espantosamente fétido” es el olor que emana la presa y el río El Capulín, donde descargan sus drenajes cientos de residencias de diversos fraccionamientos de la zona de La Herradura, señalaron colonos, quienes lamentaron la inoperatividad de la planta de tratamiento de aguas residuales que lleva menos de un año en funcionamiento.

El mal olor y la emanación de bacterias patógenas, afecta especialmente a unas 70 familias que habitan a lo largo de la calle Río Frío, así como a vecinos de la zona de Balcones de La Herradura y Paseos de La Herradura.

Ni el río ni la presa de El Capulín, deben recibir las descargas de los drenajes de miles de residencias de la zona que convirtieron estos cauces en cloacas a cielo abierto, señalaron vecinos de la calle de Río Frío.

“El agua de los drenajes debería canalizarse en tubos hacia una planta de tratamiento”, pues incluso en los recibos del agua el ayuntamiento cobra estos conceptos, apuntaron colonos.

Sobre esta peste, la Asociación de Colonos de La Herradura emitió un oficio el 31 de agosto pasado, al director del Sistema de Aguas de Huixquilucan, Arturo Martínez Alfaro, señalando que el olor era insoportable y de la inoperancia por varios días de la planta de tratamiento, por lo que solicitaron al funcionario una solución definitiva y permanente al “grave problema de contaminación ambiental”.

Para quitar los malos olores al 100% de la presa y del río de El Capulín “tendríamos que hacer una planta con capacidad de tratamiento de al menos 300 litros por segundo, la que hoy opera es de 50 litros por segundo, para lo que se necesita una inversión que no se puede hacer en un solo trienio”, indicó Martínez Alfaro a pregunta expresa de EL UNIVERSAL.

En 2014, Manuel Ortiz, entonces secretario del Agua y Obra Pública mexiquense informó la puesta en marcha de la planta con tecnología de punta e inversión de 50 millones de pesos.

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