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Por más de una hora las señoras Sofía Hernández y Jennifer Mimgramm, tuvieron que enfrentarse a lo que ellas denominaron “un acto de discriminacion”, al interior del AICM: ambas necesitan un trasplante de pulmón y viven dependientes del oxígeno, pero no podían viajar con estos aparatos.

El argumento del personal de seguridad y de la aerolínea VivaAerobús, por la que viajaban, fue que estaba prohibido subir pilas de litio al avión, al igual que el tanque de oxígeno. Cada una viajaba con un aparato distinto de oxígeno: Sofía con uno portátil; Jennifer con un tanque de tamaño mediano. Sin embargo, ambas han viajado en repetidas ocasiones, por otras aerolíneas, sin ningún problema.

Tras un largo rato y luego de que las pasajeras mostraran sus documentos con los permisos para volar donde se acreditaba su enfermedad, Sofía, con destino a Cancún, tuvo que firmar una responsiva para subir su aparato al vuelo.

El caso de Jennifer fue más complicado: la aerolínea vería si podía llenar otro tanque más pequeño que traía la pasajera, con rumbo a Mérida, o en su defecto, ella debería usar el oxígeno del avión.

En la misma sala de la aerolínea Aerobús, otros jóvenes enfrentaban una situación similar, pues no los dejaban viajar con sus pilas de litio para drones.

Por un lado, el personal de seguridad del punto de revisión para llegar a las salas de abordaje pedía a los jóvenes documentar las pilas, pero por norma, está prohibido llevar pilas en la parte baja del avión. Y aún cuando esto lo explicó el dueño de las pilas, la seguridad pidió que fuera la aerolínea quien autorizara el paso de las mismas.

La última palabra de la aerolínea fue que dejara sus pilas.

Las normas internacionales indican que las pilas de litio deben ir junto al viajante, por ningún motivo en la parte baja del avión pues es posible que exploten.

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