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La reforma política del Distrito Federal con la cual la capital adquiere la denominación de Ciudad de México generó ayer en redes sociales numerosas preguntas y curiosas propuestas sobre qué gentilicios deben usar los nacidos y residentes en esta ciudad.
¿Quién o qué determina cómo llamar a los habitantes de un lugar? No es un mandato el que lo establece. Es el uso el que, en todo caso, va fijando, a lo largo de los años, qué palabra se queda. Todo indica que el vocablo “defeño” será cosa del pasado. La pregunta es: ¿Cuál se impondrá?
Chilango, la palabra más usada, no proviene de los nombres que ha tenido la Ciudad de México. Su origen no es muy preciso, comentó el escritor Felipe Garrido, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Nada familiar es mexiqueño que fue recogida en la 22 edición del Diccionario de la Real Academia de la Lengua.
Garrido explicó que la pregunta sobre cómo llamar a los ciudadanos de esta capital les ha llegado muchas veces como consulta. “La academia no puede rebautizar a los chilangos, a mí en lo personal, me gusta ese gentilicio, no tengo ningún problema con él, al contrario, lo llevo con orgullo. Quienes van construyendo la lengua son los hablantes y la academia da cuenta de cómo los habitantes de una ciudad cualquiera, ésta que yo sigo llamando México, se llaman a sí mismos. La academia no decide; registra, estudia el idioma y el idioma lo hacen los hablantes”, explica el escritor.
Defeño y chilango aparecen en el Diccionario de Mexicanismos (se puede consultar en línea en la página de la academia http://www.academia.org. mx/). Allí defeño tiene dos acepciones: en primer lugar perteneciente o relativo al Distrito Federal y luego nativo o habitante del Distrito Federal.
Y chilango, en el mismo Diccionario de Mexicanismos es definido como de la ciudad de México, o del Distrito Federal (México).
El origen de chilango es un misterio, reconoció Garrido: “Es una etimología que nadie ha podido aclarar, es rarísima. Lo hemos examinado muchas veces. Es una pregunta frecuente en la Comisión de Consultas de la academia y la respuesta es que son etimologías poco claras”.
El Diccionario Panhispánico de dudas (2005), se refiere a mexiqueño como gentilicio de los naturales de la capital del país. Sin embargo, ningún habitante de esta ciudad se llama mexiqueño. Sobre esta palabra, José G. Moreno de Alba escribió en su libro Minucias del lenguaje que no le convencía ese vocablo “por la sencilla razón de que, en mi opinión, nadie lo usa. Nunca he oído en boca de un mexicano o de un hispanohablante el adjetivo mexiqueño”.
Felipe Garrido comparó el debate actual con el caso de los habitantes de Ciudad del Carmen que a menudo piden aclaraciones sobre qué gentilicio usar: “Les preguntamos cómo se llaman y nos dicen: ‘nos llamamos carmelitas’. Esa es la respuesta que nosotros damos; la academia no decide pero puede dar cuenta de qué está usándose. Eso es lo que se impone a mediano y a largo plazo”.
Para el académico no tendría por qué haber un cambio en el gentilicio aunque se cambió el nombre de Distrito Federal a Ciudad de México.