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El atentado a tiros que el pasado fin de semana sufrieron el propietario del bar Dussel y dos de sus empleados en las inmediaciones de la colonia Condesa, revivió el temor entre los empresarios del sector, pues temen una nueva escalada de violencia y extorsión, sobre todo ahora que bajó la presencia policiaca.

Restauranteros denuncian incluso que el auge de este sector se viene abajo, pues ahora ya conviven a diario con la delincuencia.

Empresarios que pidieron el anonimato explicaron a EL UNIVERSAL que los robos a comercios y amagos a comensales y empleados se ha vuelto una moda; tan sólo durante el año pasado se enteraron de 15 casos, tres de los cuales se registraron en diciembre. De estos hechos la Procuraduría capitalina sólo tuvo conocimiento de dos, ya que los clientes denunciaron los hechos.

Los restauranteros refieren que no han denunciado y no han hecho público el problema por el temor de que esta modalidad de robo siembre terror entre los clientes y comensales.

Señalan también que actualmente existe una banda de jóvenes que se dedica exclusivamente al robo de celulares, tabletas o bolsos de los clientes.

Las víctimas son principalmente mujeres que prefieren las mesas al exterior de los restaurantes alrededor de los parques México y España. Los delincuentes aprovechan el descuido, arrebatan el objeto y corren, por lo que difícilmente les pueden dar alcance.

“Estamos en crisis, la Condesa ya no es lo que era, ahora nos damos cuenta de balaceras, robos, venta de drogas; y bueno, ahora ya ni en el mismo restaurante estamos seguros, ya hasta ahí entran a robar. La situación no es fácil para nosotros, porque si hacemos escándalo o algo así, sería perjudicial para nosotros mismos.

“Entonces no tenemos más que hacer de tripas corazón, sabemos que han incrementado los patrullajes, que hay más cámaras de vigilancia, pero no es suficiente, hay células aquí que llevan años operando y no podemos meternos con ellos, no todo el gremio está limpio y eso también es complicado”, narró el propietario de un local ubicado en la calle Tamaulipas.

El año pasado, la Procuraduría local inició cinco averiguaciones previas en la zona, por homicidios, extorsión y venta de drogas al menudeo.

Según archivos de EL UNIVERSAL, la primera ejecución ocurrió en junio, cuando asesinaron a Marco Antonio Cardona, dueño del bar Life. El homicidio desencadenó denuncias anónimas de empresarios, quienes aseguraron que una célula del Cártel de Jalisco Nueva Generación los extorsionaba.

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