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Para mantener las cárceles del Sistema Penitenciario capitalino bajo control, por cuestiones de seguridad y sobre todo evitar que convictos por delitos no graves se “contaminen” y terminen convirtiéndose en delincuentes peligrosos, las autoridades penitenciarias gradualmente han enviado a los internos de alto riesgo a penales federales y de máxima seguridad, dejando sólo a quienes pueden evitar convertirse en un problema mayor.

Esta selección de reos peligrosos incluye asesinos seriales, narcotraficantes, secuestradores, extorsionadores e incluso feminicidas.

De acuerdo con un reporte de las autoridades, durante 2015 se realizaron 142 traslados de reclusorios capitalinos a centros penitenciarios federales o de otros estados por diferentes causas; los cambios fueron principalmente por “seguridad institucional”.

Para hacer el traslado se considera, además de su expediente criminal, el comportamiento que los reos han mostrado durante el tiempo que purgaron en cárceles locales, en cuántas riñas participaron, incidentes en los que se vieron involucrados y sus relaciones con células peligrosas, así como la capacidad que tienen para liderar a personas.

Con ese perfil se estudia si ameritan el traslado al penal de mediana seguridad en el Distrito Federal o, en su defecto, a uno de máxima seguridad a cargo de la Federación.

Con esas características no importa de qué entidad sea el reo, pues el objetivo primordial de las autoridades carcelarias es mantener el control, evitar motines y enfrentamientos entre grupos que pretendan manejar negocios turbios al interior de los penales, como ocurrió durante el año pasado.

Del total de reos trasladados, 32 fueron enviados a centros de máxima seguridad a cargo del gobierno federal y 110 a reclusorios de otras entidades, principalmente porque ahí radicaban sus causas penales.

Sobre el tema, el subsecretario del Sistema Penitenciario del Distrito Federal, Hazael Ruiz Ortega, señaló que esos movimientos se realizaron sobre todo como medida de seguridad institucional y personal.

“La mayoría de los internos que están aquí son de un nivel de peligrosidad menor y a los que detienen por causas más graves o por delitos federales son los que, con una plática previa con las autoridades federales, son elegidos para el cambio.

“En otros casos se mandan a diversos estados porque son originarios de ahí, principalmente Oaxaca, Chiapas y algunos del norte; en esos casos ahí están sus expedientes criminales, y además a ellos les conviene porque a sus familiares luego se les complica visitarlos aquí”, detalló Ruiz.

El documento destaca que, en contraparte, durante 2015 fueron ingresados al Sistema Penitenciario de la Ciudad de México 30 internos provenientes de centros federales.

Según la estadística oficial, creció el número de traslados con respecto a 2014, cuando fueron enviados sólo nueve internos a centros federales y 85 a otros estados. Ese mismo año, sólo ingresaron a reclusorios capitalinos 15 internos de penales federales.

Para este año, las autoridades prevén desahogar hasta en 10% todo el sistema carcelario local, lo cual, aseguran, se puede lograr con la implementación de la reforma penal y con la ayuda de la Federación, pues buscan que sólo estén aquí internos de baja peligrosidad y locales.

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