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¿A 50? Eso qué, a esa velocidad nos ganan todos los pasajes, ¿tú sabías eso carnal?
—Pues eso dicen, pero hasta donde sé, no han multado a na-die. Es la respuesta que, de ma-nera burlona, dan dos choferes de microbuses de la Línea 6, con paradero a las afueras del metro La Raza, al ser cuestionados sobre los límites de velocidad que desde noviembre se implementaron en la ciudad como parte del nuevo Reglamento de Tránsito, el cual indica que en vías primarias la velocidad máxima para transporte público es de 50 kilómetros por hora.
Sin embargo, pese a estar conscientes de esta situación, los choferes de micros, RTP, cualquier vehículo pesado e incluso por algunos tramos, hasta el Metrobús, no respetan la modificación, como mínimo circulan a 70 kilómetros por hora, algo que amerita una infracción que puede alcanzar hasta 2 mil pesos.
En un recorrido que realizó EL UNIVERSAL por las arterias principales como Insurgentes, Reforma, Circuito Interior, Tlalpan y Periférico, las velocidades máximas para estas unidades son de 50 y 80 kilómetros por hora, se comprobó que, a pesar de la presencia de policías, agentes de vialidad e incluso en algunos puntos cámaras que registran el exceso de velocidad y aplican las llamadas fotomultas, las 27 mil 928 unidades de transporte público que cubren 97 rutas asignadas por la Secretaría de Movilidad (Semovi), no respetan esta nueva ley; son los verdaderos reyes del asfalto al conducir impunemente por toda la ciudad.
Mientras los operadores del transporte público violentan la nueva normatividad, los automovilistas están obligados a respetarlos. Por dichas arterias hay tramos en los que las unidades circulan a mayor velocidad que los autos particulares, como es el caso de Insurgentes, en el tramo de Periférico a Eje 10 Sur.
En el caso de Circuito Interior o el propio periférico es común observar el paso de autobuses, cuando no está permitido, circulando por encima de los 80 kilómetros por hora.
Para infraccionar a los automovilistas que no respeten la nueva ley de transito, así como a los choferes del transporte público, la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) capacitó y preparó a 1200 agentes de vialidad, quienes son los únicos autorizados para infraccionar; sin embargo, en lo que respecta al transporte público, las multas han sido mínimas, según el último reporte de la dependencia, apenas 20 unidades han recibido una infracción de las cuales, tres fueron por exceso de velocidad.
“Los que nos traen cortitos son los dueños y concesionarios, ya nos dijeron que sólo van a pagar la primera multa, las otras pagaremos la mitad y si seguimos al final pagaremos todo, creo que también si acumulamos varias multas les pueden quitar la concesión o castigarlos fuerte, ellos son los que sí nos dicen que nos andemos con cuidado”, comenta El Popeye, chofer que durante ocho horas conduce la unidad 645 que corre desde Calzada de Tlalpan hasta Izazaga.
El transporte público parece estar fuera de control, no sólo conducen a exceso de velocidad y siguen levantando pasaje en cualquier punto de las arterias principales. Sobre la Calzada de los Misterios, por ejemplo, las unidades utilizan el carril confinado al Metrobús de manera prepotente, lo hacen sólo para ganarle el paso a su competencia para después, de manera intempestiva, incorporarse hacia el carril de extrema derecha.
Este movimiento, que dura aproximadamente cinco minutos, provoca un fuerte caos vial justo frente a la Basílica del Guadalupe, sorprendentemente en este punto hay dos uniformados de la Policía Bancaria e Industria (PBI) y otros dos oficiales de vialidad además de Policías Federales, quienes ni se inmutan al percatarse del caos vial.
Además del transporte público, los camiones pesados también circulan sin respetar el reglamento, pipas que se paran e n lugares prohibidos para surtir gas, tráileres que circulan en un horario y calles prohibidas e incluso hasta los motociclistas que viajan entre los carriles, cuando no están permitido. Todos sin recibir una sola infracción, son los reyes del asfalto en el Distrito Federal.
Las 5 rutas más peligrosas
La Semovi asegura que a diario en el transporte público se mueven a más de 20 mil personas, un análisis de seguridad de la misma corporación reveló que actualmente existen 10 puntos en los cuales ni los concesionarios han podido meter orden a los choferes, quienes frecuentemente son multados por no respetar los límites de velocidad, por hacer paradas indebidas e incluso, son denunciados por malos tratos hacía los usuarios.
En estos puntos, a solicitud de los usuarios se ha solicitado la intervención de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF), ya que son víctimas constantes de robos y malos tratos de los choferes, mientras a la Secretaría de Movilidad le exigieron la modernización de unidades y mejor preparación y capacitación de operadores.
La lista de las rutas donde los choferes operan con total impunidad la encabeza la ruta 101 que cubre todo el sector de Indios Verdes, en este punto circulan a exceso de velocidad por el tramo de Insurgentes Norte, la Calzada Ticomán, Puerto Mazatlán y la avenida Santa Teresa, donde además hacen paradas prohibidas, no respetan señalizaciones y también la SSPDF registra más robos.
A esta línea le sigue el sector de Iztapalapa, ahí, según el reporte de usuarios y del departamento de vialidad de la SSPDF, los choferes de la ruta 165-A utilizan como autopista tramos del anillo Periférico y las avenidas Plutarco Elías Calles y Fuerte de Loreto, lo que dejó como saldo que, durante el año pasado, se registraran 20 accidentes donde los responsables fueron los choferes de transporte público, el peritaje indicó que las causas fueron exceso de velocidad y falta de mantenimiento de las unidades, pues todas presentaron fallas mecánicas.
La tercera ruta que registra también muchas quejas de parte de usuarios es la 163-B que corre por la Calzada Zaragoza, un tramo de la autopista México-Puebla y la avenida 15 de septiembre, aquí, además del exceso de velocidad, se ha denunciado que las unidades están en pésimas condiciones, el año pasado se contabilizaron 25 asaltos por mes en esta misma ruta, en promedio uno diario.
Después el sector de El Rosario entre Azcapotzalco y Tlalnepantla que cubre la ruta 19-A y que atraviesa la avenida de Los Maestros, el Circuito Interior, avenida Plan de San Luis, la avenida de las Granjas y la Cultural Norte le sigue a la lista, pues en estas avenidas, ante la falta de vigilancia, circulan en promedio a 70 kilómetros por hora.
La quinta ruta donde se maneja sin respetar la velocidad límite con el nuevo reglamento es la 57-C, la cual parte del metro Cuatro Caminos y termina en la estación Constitución de 1917, esta línea atraviesa todo Periférico por lo que es constante que supere los límites de velocidad y la que más multas por esta situación registró durante el año pasado.
Estas rutas tiene una particularidad, todas tienen grandes tramos en línea recta, lo que facilita que conduzcan por encima del límite permitido de velocidad, aunado a los escasos patrullajes.
“Ya se viene con eso en la sangre”
No es fácil ser un “rey del asfalto”, para esto se necesita sangre y un carácter especial para poder lidiar con los usuarios, esquivar los automóviles, ganar el pasaje, burlar a los agentes de vialidad y ahora hasta las fotomultas. Pero nada de esto parece inmutarles, pues de antemano saben que en la ciudad son un mal necesario y que “con la torta y el refresco” se quitan a cualquier policía de encima.
Uno de los 15 puntos más conflictivos que tiene detectado la Dirección de Vialidad está sobre el Circuito Interior, en el corredor que corresponde del Casco de Santo Tomás a Plaza Galerías, donde ahora no solamente en horas picos, sino durante toda la jornada laboral de los microbuses el caos vial que provocan es incontrolable e insoportable para los automovilistas, que a claxonazos les dan a entender que las unidades entorpecen el tráfico al levantar pasaje en doble fila.
En todo este tramo hasta llegar el Periférico la presencia de uniformados para ordenarlos es nula, sin embargo, a decir de los propios choferes, aunque estén en la zona, no les da tiempo de infraccionarlos, por lo que siguen abusando del caos que ellos mismos generan.
“Para empezar no les da tiempo de infraccionarnos, sólo en algunos lugares y nomás en las mañanas y en las tardes es cuando nos paramos en doble fila, entonces cuando llegan pues no nos alcanzan o hay veces en las que están aquí en los operativos pero tampoco nos hacen nada, en lo que se tardan en hacer la multa, pues mejor nos dejan ir.
“Lo que hacemos también es darles una propina para que nos den chance de bajar y subir pasaje en hora pico, así es como nos entendemos y pues a la gente y las mentadas de madre que nos avientan con los claxon pues ya estamos acostumbrados, meternos con ellos es una bronca y perdemos tiempo y pasaje, por eso ya ni nos enganchamos ni nada con ellos, cada quien que siga su camino”, explicó El negro, chofer con más de cinco años cubriendo esta ruta.
Quienes padecen los abusos de los choferes de transporte publico son los conductores e incluso los mismos usuarios, los primeros no pueden hacer nada más que aguantarse las ganas de insultarlos o usar el claxon, pues ahora con la nueva Ley de Tránsito, escandalizar desde el automóvil es motivo de multa.
“Aquí siempre es lo mismo, si te das cuenta ahí pasando Marina Nacional, frente a Galerías es un trafico impresionante, tardas hasta 20 minutos o media hora en pasar y cuando llegas te das cuenta que todo estaba atorado por un microbús, pero que se hace, no puedes decir nada o acusarlos con nadie, son los que mandan en las calles.
“Sí he visto a policías de vialidad pero tampoco hacen nada, no creo que puedan hacer mucho más que mover la mano y acelerarlos pero les vale, no se si sean inmunes, si nunca los multen o tengan micho dinero para pagar a cada rato, sí hace falta que metan orden y que sea con mano dura”, explicó Moisés Pineda, conductor que todos los días tiene que tomar esta arteria para irse a trabajar.