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metropoli@eluniversal.com.mx
El maestro Tejeda encontró una forma de ser libre y es gracias a sus obras de arte. Sin querer, una parte de su ser ronda en Nueva Zelanda, Estados Unidos y México, aunque él continua preso por asesinato, en el Reclusorio Preventivo Varonil Norte.
Dentro de este penal escuchar el nombre de Francisco Javier Tejeda Jaramillo, es muy común, no por el caso tan conocido por el que cumple una condena, sino por las obras de arte que durante 30 años ha mejorado.
Con el semblante serio, pero orgulloso de sus alumnos, comenta que desde hace varios años decidió crear un grupo de arte, donde los internos se llenan de su sabiduría sobre el tema.
“Fui sentenciado a 40 años de prisión, pero decidí tomar el encierro de la manera más positiva que se pueda con el fin de sobrevivir.
“Yo no veo lo malo de la cárcel y no es que no exista, sino que no lo quiero ver, yo he tratado de ver las oportunidades que tiene la prisión y esas son las cosas que he estado aprovechando y se los he inculcado a mis alumnos, creo que ahora lo estamos demostrando”, dijo Tejeda Jaramillo.
Siete puntos de acceso fueron los necesarios para llegar al auditorio del Reclusorio Norte, donde se cambio el color beige que diariamente se ve, a colores que demostraban algún sentimiento.
Una galería de arte de los alumnos de Tejeda Jaramillo era presentada en el lobby del auditorio, el pintor explicó el orgullo que sintió al ver los resultados de los 25 de sus compañeros.
“Yo he descubierto que lo primero que hay que hacer para ayudarlos, es inculcarles el hábito de la lectura, es básico, porque el estudio hay que tomarlo en serio”, dice mientras muestra las obras de sus discípulos.
Las obras expuestas parecen ser realizadas por artistas expertos, pero no, fueron hechas por los internos que comienzan a pintar, que en cada obra expresan algún sentimiento que tienen en su interior, como la soledad, tristeza, dolor, desamor y en la mayoría decepción por la justicia mexicana.
“Ese es un sentir que tenemos los internos, muchos tendemos a sentirnos agraviados por las autoridades, pero se trata de que vivamos el proceso de reconciliación con nosotros ”, explica.
Después de un recorrido por las diversas obras de arte, Francisco Tejeda Jaramillo invita a todos a pasar a su exposición.
Cuadros de más de un metro de altura, y que son superiores en calidad reciben a los asistentes para dar una muestra de las obras que realiza Tejeda Jaramillo.
El éxito de sus trabajos, es reconocido con humildad por él mismo, con satisfacción revela que sus obras han sido vendidas en Nueva Zelanda, Estados Unidos y principalmente en la República Mexicana.
Ha tenido exposiciones en diversas universidades y sus pinturas han sido subastadas hasta por 40 mil pesos. El dinero, platica, lo ha utilizado para apoyar a su familia, mientras culmina su condena en la cárcel.
“Ellos están muy orgullosos de mi, pero yo lo estoy más de ellos y agradecido, son mi aliciente principal”, dice feliz y también presume de la carrera profesional de sus hijos.
Francisco Javier Tejeda Jaramillo fue detenido en 1985 en Tijuana, acusado de participar en el secuestro y homicidio del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar.
Aunque él nunca ha declarado haber participado en dicho homicidio, fue sentenciado a 40 años de prisión, de los cuales ha cumplido 30, pero espera que en 2016 pueda lograr su libertad por su participación en la educación de más de 800 internos.