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Aunque Barcelona y la ciudad de México están unidas por el mismo sistema de bicicletas públicas, la infraestructura de los llamados carril bici en la capital de Cataluña incluye varios diseños que toman en cuenta la seguridad y comodidad de los ciclistas a diferencia de las ciclovías, que según el mismo jefe de gobierno de la ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, están mal construidas: “Hay algunas ciclovías que se hicieron muy forzadas; hay algunas ciclovías que se hicieron prácticamente donde es muy difícil que haya ciclovía; las que se están trabajando y diseñando ahora, vamos a buscar que sean con mayor nivel de seguridad”, reconoció.
Según destaca el índice Copenhagenize lo que hace a Barcelona una ciudad amigable con los ciclistas es la intermodalidad, en esa ciudad se puede utilizar la bicicleta en el Metro todos los días en horas no pico y existen ascensores para acceder al mismo, así como esclusas especiales para poder entrar a los andenes; hay vagones exclusivos para poder colocar bicis, carriolas o sillas de ruedas. Otro punto que rankea bien a Barcelona es ser la ciudad europea con el mayor número de zonas donde la velocidad es menor a 30 km/h.
Estas zonas fueron un proyecto de la ciudad de Buxtehude, en Alemania. Según el Consejo Medioambiental, gracias a este límite el ruido es de sólo tres decibeles y la calidad del aire mejora, pues se emiten menos gases. Por otro lado el presidente de la Fundación Española para la Seguridad Vial (Fesvial), Luis Montoro, también ha destacado que a 80 kilómetros por hora fallece 95% de los atropellados; a 65 kilómetros por hora muere 85%, y a 50 kilómetros por hora muere 45%.
Por el contrario, a 30 kilómetros por hora, 95% de las personas atropelladas sobreviven.
¿Qué es diferente o cómo están hechas las ciclovías de Barcelona? La capital de Cataluña tiene 116 kilómetros de ruta ciclista y se requiere pasar a 308, según datos de la Alcaldía de Ecología, Urbanismo y Movilidad de aquella nación. Para ello se invertirán 32 millones de euros. Mientras que en el DF hay 150 kilómetros de ciclovía, de los cuales sólo 70 son confinados, según Iván de la Lanza, director de Diseño, Cultura e Infraestructura ciclista del GDF.
Una de las principales diferencias entre ambas ciudades es que mientras en el DF existen carriles compartidos para buses y bicicletas, en Barcelona hay carriles exclusivos para buses y taxis donde está expresamente prohibido que transiten bicicletas.
Otro punto importante es lo establecido en la Ordenanza de Circulación de Peatones y Vehículos que contempla multas a ciclistas e incluso a peatones. En cambio, el nuevo Reglamento de Tránsito del DF no contempla ninguna multa a ciclistas y menos a peatones.
Uno de los puntos a cumplir de la Ordenanza según jóvenes barcelonís es el uso de luces al transitar de noche: blanca al frente y roja de tras. Una de las infracciones que pude constatar en una estancia en Barcelona fue la de un ciclista que mientras con una mano maniobraba el manillar con la otra sostenía y arrastraba una maleta, al circular cerca de unos Mossos d’Escuadra (policía propia de Cataluña) fue detenido, pues el reglamento estipula que las bicicletas sólo tienen derecho a transportar remolques diseñados exclusivamente para bicis.
Otras infracciones son: Circular en sentido contrario, usar audífonos, circular por aceras menores de cinco metros de ancho, circular en bicicleta con un menor de siete años sin silla y casco homologados. Igualmente los peatones podrían ser infraccionados por caminar sobre el carril bici, o cruzar la calle con el semáforo peatonal en rojo. Los autos por su lado serían infraccionados por los mismos motivos que ya prevé el reglamento en el DF (estacionarse o circular en las ciclovías, etc), pero también por tocar la bocina y presionar a los ciclistas, no darles la preferencia o no respetar las distancias al rebasar que es de 1.5 metros.
En general pude constatar que la mayoría de los andantes cruzan exclusivamente en las zonas peatonales incluso algunos no cruzan la avenida mientras el semáforo peatonal se encuentra en rojo sin importar que por la calle no circule vehículo alguno; los automovilistas por su parte hacen alto total cuando un viandante o ciclista llega a pisar la cebra peatonal, de ahí la importancia de los límites de velocidad.
En el caso de coincidir en una esquina, ciclista y peatón acostumbran a ver el estatus de la luz del semáforo para saber cuál debe detenerse y permitir el paso del otro, pero en caso de no existir semáforos, el peatón tendrá preferencia si cruza por las zona señaladas.
En la ciudad de México existen esencialmente dos tipos de ciclovías: las confinadas, que están del lado derecho de los automovilistas, como en la avenida Reforma, con la variación de este mismo carril confinado y compartido con el transporte público como en avenida Félix Cuevas; y las no confinadas que se encuentran indicadas por un par de líneas pintadas en el pavimento y en algunos casos una bicicleta pintada que indica su uso prioritario o exclusivo como es el caso de Centenario, en Coyoacán.
Un problema recurrente con las ciclovías son los automóviles que se estacionan en ellas o los taxistas y microbuses que descienden o suben pasaje cerrando en ocasiones el paso a ciclistas en movimiento. El transporte público acostumbra usar el carril del lado derecho para subir pasaje y al coincidir con la infraestructura ciclista se presentan enfrentamientos por el espacio. Los carriles bici en Barcelona se encuentran del lado izquierdo de los automovilistas y están confinados ya sea por bolardos, tubos, vados de cemento e incluso por los mismos autos estacionados o contenedores de basura.
En Barcelona existen distintos tipo de carril bici: Los confinados por bolardos, los que están pintados sobre camellones y calles anchas compartiendo espacio con peatones, los que van en lugar de un camellón delgado al centro de avenidas de doble sentido y los que están a la izquierda de la zona de estacionamiento de vehículos; además de algunas variantes de las ya descritas, siempre cuidando al ciclista.
El caso de los confinados por automóviles el esquema es el siguiente (calle Bac de Roda): de derecha a izquierda el primer carril es para que los autos se estacionen; en ese mismo carril existe una parada de bus que ocupa el largo de al menos dos espacios de estacionamiento, así los autobuses hacen parada y quedan frente a los usuarios sin que los peatones caminen entre autos estacionados. Del segundo al cuarto carril circulan autos, y en el quinto carril nuevamente se pueden estacionar los vehículos particulares y motocicletas en las esquinas; a la izquierda de este quinto carril hay un espacio contemplado para que el conductor abra la puerta sin interferir con los ciclistas que se encuentra a la extrema izquierda con un carril de dos sentidos de más de dos metros. Ese carril cuenta con semáforos a la altura de los ciclistas que indicarán el alto para permitir el paso de peatones, en las intersecciones donde el carril atraviesa una avenida se encuentra una línea roja del ancho del carril bici sobre la que tendrá que ir el ciclista para recibir preferencia de paso ante los autos que giran a la izquierda. El esquema de las ciclovías de doble carril al centro: la avenida de doble sentido Passeig de Sant Joan tiene en lugar de camellón central un carril bici de doble sentido, esta ruta desciende al Arc del Trionf, tiene semáforos para bicicletas y resulta muy panorámica, los peatones sólo cruzan por las zonas indicadas lo que permite fluidez a la hora de tomar esa ruta en bicicleta, el carril está confinado por una especie de pequeño talud que da hacia los autos en ángulo recto.
En general la convivencia entre automovilistas, ciclistas y peatones que se observa en Barcelona es muy funcional a comparación de la ciudad de México, los autos siempre ceden el paso a los peatones que cruzan por los lugares señalizados y los ciclistas respetan normas ya sea por educación o por evitar una multa. Al vivir en Barcelona pude inferir que la respuesta no sólo es la inversión en infraestructura, sino sujetarse a reglamentos y normas, así como el respeto mutuo entre todos los usuarios que conviven en las calles de esa ciudad.
