CDMX

Salvada por un hashtag

Hace cuatro años Mariel Solís fue inculpada de asesinar a un catedrático. Gracias a sus amigas, su caso se volvió 'trending topic' y pudo obtener su libertad, pero la pregunta “¿por qué yo?” aún sigue sin respuesta

Mariel Solís (centro) con sus amigas Karla Campos y Miriam Rivera después de cuatro años de que quedaron más unidas por un #hashtag (YADÍN XOLALPA)
11/10/2015 |03:00Jazmín Palma |
Redacción El Universal
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Han pasado cuatro años desde que Mariel Solís Martínez fue acusada de ser cómplice de robo, que terminó en el homicidio del catedrático de la UNAM Salvador Rodríguez y Rodríguez, ocurrido en agosto de 2009, cuando salía de retirar dinero de un banco, donde dos sujetos lo interceptaron y dispararon en su contra con un arma de fuego. El caso acaparó la atención pública por la campaña de difusión en redes sociales que amigos, familiares y la comunidad universitaria emprendieron en defensa de la joven.

En México no había antecedente de un caso similar, donde las redes sociales jugaron un papel importante para la liberación de una persona, e incluso, logró ser trending topic a nivel nacional y mundial.

En entrevista con EL UNIVERSAL, Mariel, quien entonces era estudiante de Ciencias de la Comunicación con especialidad en producción de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, explica que el día del asesinato del profesor ella estaba en clases.

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La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) la inculpó dos años más tarde, en 2011, por su presunta participación en el robo y homicidio.

Mariel pasó seis días recluida y gracias a la campaña en redes sociales logró su libertad.

La joven comenta que los casos de inocentes inculpados “siguen pasando. Está el del joven Óscar Álvaro Montes de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM); la chava bailarina Lilia Angélica López; el de la maestra de Veracruz Ángel de María Soto, o el caso de Yakiri. La impunidad continúa”.

Los casos que menciona también se conocieron en redes sociales. “Ahora sabemos que es el principal medio de expresión fuera de los tradicionales, donde el ciudadano de verdad se siente libre de descargarse contra todo este sistema que no le gusta, que está mal. Y si logras hacer trending topic, si logras hacer ruido, ya se retoma en otro lado y sirven bastante”.

Miriam Rivera y Karla Campos, amigas de Mariel de la facultad, lograron “hacer ruido”. Al enterarse de que estaba presa hablaron con otros compañeros para organizarse respecto a qué iban a hacer ante “la injusticia”.

Karla hacía redes sociales en el medio de comunicación La Silla Rota, donde Mariel también laboraba. Lo primero que se le ocurrió fue crear el hashtag #MarielSolísEsInocente.

“Fue lo más importante (para difundir el caso), porque comenzamos a ganar fuerza y el apoyo de las personas. Todos nos voltearon a ver. Periodistas comenzaban a decir ‘no se parece’. Medios retomaban la información y la publicaban. Creamos una cuenta de Twitter @JusticiaDF y Facebook en la que difundíamos videos de la TV, notas de los medios y todo lo que salía sobre el caso”, señala Karla.

Además hicieron un cartel donde se comparaba a la mujer del video de la sucursal bancaria y a Mariel con la leyenda “¿Tiene algún parecido? #MarielSolís”, para también difundirlo en las redes.

“Todo mundo se puso a tuitear . Nos dedicábamos a trollear cuentas de gente importante”, comenta Karla.

El “movimiento” consiguió que el entonces jefe de gobierno capitalino Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera, quien tenía a su cargo la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), se comprometieran a esclarecer el hecho. El funcionario recibió a la familia de Mariel y los ayudó.

En la opinión de Karla, en ambas redes sociales existió un fuerte impacto pero la diferencia fue el público al que iba dirigido. “En Facebook hubo contacto con personas que la conocían y amigos en común y decidieron ayudar. Ahí mismo difundieron las imágenes y los videos, lo que provocó que las personas se sumarán a la causa, fue algo más personal”.

Por el contrario, “en Twitter fue más presión mediática. Ahí las personas que no conocían a Mariel o no tenían nada que ver (incluidos políticos, periodistas y artistas) dieron una opinión al respecto y el caso tomó notoriedad”.

Incluso personas ajenas al tema se acercaron para solicitar apoyo. “Me pidieron ayuda para el caso de un chavo llamado Ulises, al cual acusan de haber matado a un sacerdote. Él dice que sólo lo encontró sin vida y cuando lo denunció lo convirtieron en sospechoso. Ya no sé qué pasó con él, la chava que me pidió ayuda era su pariente, pero como ya no nos vimos otra vez, no se concretó nada”, narra.

Mariel recuperó su libertad luego de estar presa durante seis días en el penal de Santa Martha Acatitla, pues la procuraduría se desistió de la acción penal tras testimonios de amigos, familiares y profesores que pusieron en entre dicho que la universitaria fuera la misma que aparecía en el video del asalto al docente.

A pesar de que estas herramientas ayudaron a la liberación de su amiga, Karla considera que “ya perdieron cierta influencia en este tipo de temas. Cuando pasó lo de Mariel, fue algo que no sucedía todos los días y de ahí surgió la importancia del caso, en México no habían ocurrido grandes movimientos sociales en internet. Lo de #YoSoy132 y demás tópicos electorales fueron hasta un año después”.

Agrega: “Sin embargo, es una voz para la gente. Se han convertido en un espacio de autonomía fuera del control de los gobiernos y las empresas, los cuales monopolizaban los canales de comunicación. Siguen siendo un canal para que se expresen las demandas de la sociedad, la cual está harta de la política, las injusticias y la corrupción. El problema es que como ya están muy vistos ciertos temas los usuarios de redes sociales se están haciendo inmunes a sentir el dolor y la desgracia ajena”.

Además, recurrieron al Instituto de la Juventud del DF, a cargo en ese entonces de Javier Hidalgo, quien las conocía bien, pues antes de laborar en el portal de noticias formaban parte de los programas de esa institución.

“En lo personal siento que no hizo mucho. Sólo estuvo de hablador. Cuando sale Mariel nos pide realizar una conferencia de prensa y nos negamos, porque no queríamos salir en medios. Nuestro objetivo era sacar a Mariel. Accedimos a realizar una plática con jóvenes del Injuve, pero al final resultó que sí fue una conferencia. Nos mintió. Lo único que quería era protagonismo”, expresa Miriam.

Mariel indica que hay muchos que no tienen o tuvieron la atención por parte de los medios. En su estancia en la cárcel conoció a una mujer que también “estaba como chivo expiatorio”.

“Se siente feo ¿sabes qué? Que se quedan ellas. Lo único que sabía es que no había salido en ese entonces. No sé si salió o continúa aún en prisión. Tampoco he intentado buscarla, ni he intentado buscar a nadie más, porque sólo sabía nombre y no apellidos. Espero que les haya ido bien a todas”.

No te curas por completo

La pregunta de “¿por qué yo?” sigue sin una respuesta y tal vez nunca exista una. Mariel revela que se encuentra bien, que ha pasado mucho tiempo para sanar las heridas, pero quedan las cicatrices. “Me siento feliz. No se puede olvidar. No te curas por completo. Pero ya pasó tiempo para seguir adelante. Retomar las riendas. Hice un paréntesis de dos años; estoy volviendo a mi camino”.

Visiblemente cambiada, no sólo por el pasar de los años, Mariel refleja fortaleza en su cara, antes, comenta: “Era más tranquila de carácter, ahora soy más agresiva, yo creo que también es en parte por esto”.

Continúa buscando el sentido de lo que le sucedió. “Tú sabes que no hiciste nada. Entonces intentas darle sentido a lo que te está pasando. Piensas que a lo mejor estas aquí (en la cárcel) por algo. Pero vas viendo cómo van pasando las cosas y te dices ‘cuál es mi misión’. Y sales y te preguntas qué carajo estaba yo haciendo ahí”, señala Mariel con enojo.

¿Existe la justicia en México?, se le pregunta. Sin titubear responde: “No. En específico, en el caso de los presuntos culpables, algunos salen; pero no sabemos la magnitud de cuántos están ahí (en la cárcel siendo inocentes)”.

En el paréntesis de dos años trabajó en el área de comunicación en la campaña de Miguel Ángel Mancera para jefe de gobierno, quien era titular de la procuraduría. El propio Mancera Espinosa la invitó a participar. “Nunca me dijo que apareciera junto a él (en la foto)” o decir voten (por él). Sólo fue una invitación a unirme al equipo.”

—¿Te pagaron?

—No. No me pagaron.

—Mancera ya se destapó para 2018. ¿Votarías por él?. Silencio largo.

—Híjole. No sé. La verdad, no sé.

Camino a la sanación

Mariel dejó el Penal de Santa Martha el 14 de julio de 2011 luego de que la PGJDF determinara desistirse de la acción penal en su contra. Dicha acusación se había hecho tras la declaración de Eduardo López Herrera El Güero, uno de los inculpados en el asesinato del profesor, quien dijo que Mariel les proporcionó información del retiro que hizo el catedrático en el banco de la zona de Copilco.

Tomó siete meses de terapia psicológica, a la cual su madre también asistió. Primero se la brindó la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), pero dejaron de asistir, “porque nos cobraba, no mucho, pero en ese tiempo estábamos tan apretados que ya no podíamos (pagar) dos veces a la semana”. Luego la PGJDF le ayudó a terminar el tratamiento.

“Lo primero fue quitarme el miedo, no me gustaba salir a la calle, sentía que todo mundo me seguía. Si veía camionetas grandes, aunque parezca tonto, como símbolo de poder, me daba miedo. Ya después de la terapia comencé a salir. Me volví precavida”.

Esa cautela la emana durante los primeros minutos de la charla. Observa todo a su alrededor. No deja de moverse en la silla de un lado a otro, pero con el pasar del tiempo y al sentirse cómoda, se detiene.

Su tesis, un video testimonial de su caso, forma parte de este camino. “Tienes metas, un camino que quieres seguir. Es mi gran proyecto y tiene que salir muy bien. Es un cierre para mí y mi familia que son los que van a aportar los testimonios. Es un cierre y adiós. Ya no quiero volver a hablar (de lo que pasó)”.

Al sentir minado su espacio, la ciudad de México, por la inseguridad e injusticia, al cuestionarla sobre cuáles son sus planes futuros, en susurro y sin pensarlo contesta: “Quiero irme de México. Aunque amo mi ciudad (a pesar de la inseguridad). Me gustaría irme a Japón, Inglaterra o Alemania”.

El año pasado, por una semana, su anhelo se hizo realidad y viajó a Tokio. “Me encantó esa sociedad tranquila, segura, muy segura y que no va en contra de sí misma. La solidaridad entre la misma población para salir adelante, ella misma se apoya”.