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Luego de permanecer nueve meses dentro del Reclusorio Preventivo Varonil Oriente, el ex policía de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF), Abraham Torres Tranquilino, imputado en el asesinato múltiple del caso Narvarte, aseguró que ahí comenzó su adicción a la mariguana.
En la declaración que hizo el pasado miércoles ante la jueza 25 penal, Hermelinda Silva Meléndez, con sede en el mismo penal en el cual ya estuvo preso, Torres Tranquilino confesó ser adicto a la mariguana y consumirla con frecuencia.
En su narración, el inculpado declaró que antes de ingresar al reclusorio, es decir, mientras fue policía capitalino, nunca había probado ningún tipo de drogas. Sin embargo, durante su tiempo en reclusión y dentro del penal —a pesar que las autoridades encargadas del Sistema Penitenciario capitalino aseguran que se combate la circulación de drogas entre los internos—, Torres Tranquilino conoció el enervante y lo empezó a consumir de manera frecuente hasta después de salir del penal.
Esto, a decir de Ricardo Muñoz, especialista en temas de seguridad del Instituto Nacional de Ciencias Penales (INACIPE), muestra la vulnerabilidad y las fallas del actual sistema de reclusión y de reinserción a la sociedad, pues de acuerdo con sus estadísticas nacionales de 2014, apenas 3% de quienes pisan algún penal en el país en verdad se reincorporan de manera correcta a la sociedad.
La conoció en otro lugar. En la audiencia, Torres Tranquilino admitió en 2014 conoció a la joven asesinada en el departamento de la colonia Narvarte de origen colombiano, Milé Virginia Martín, en una discoteca de la colonia Polanco.
Aseguró que fue ella quien le presentó hace un año a Daniel Pacheco Gutiérrez, uno de sus cómplices, en el multihomicidio perpetrado el pasado 31 de julio.
El inculpado declaró que tenía una buena relación con Milé, hasta llegar a asegurar que le brindó atención tras una cirugía estética en el busto.
También declaró que la tarde de los hechos, acudió junto con sus cómplices al departamento de Milé para supuestamente trabajar en su computadora, aunque aseguró que no sabían que había alguien más en el 1909 de la calle Luz Saviñón, en la Narvarte, sí iba robar la droga, presionado por integrantes de Los Zetas.