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fanny.ruiz@eluniversal.com.mx
Marcela López Brun perdió a su hijo en un accidente automovilístico y a raíz de eso decidió fundar la organización Chema.Link. En entrevista con EL UNIVERSAL recuerda el momento en que pereció José María.
“Dos testigos, que no iban en el coche y vieron cómo estuvo todo, me contaron lo que pasó. Era la 01:30 de la mañana cuando ocurrió la volcadura. Iban a 150 kilómetros por hora en Tlalpan”, comenta.
El 21 de mayo de 2011 José María López Brun fue a una fiesta con sus amigos. A causa de imprudencias que realizó su amigo Fabián “N”, los corrieron del lugar y se marcharon en dos vehículos. Buscaban más diversión.
Fabián “N”, a pesar de que estaba alcoholizado, condujo su camioneta. Al auto subieron él, el copiloto, José María y Elizabeth Cordero.
Unas personas que entonces trabajaban en la delegación Coyoacán vieron que el joven conducía a exceso de velocidad y trataron de hacerle señas para que frenara.
Fabián no les hizo caso, aceleró y unos metros adelante perdió el control del vehículo y volcó. La camioneta quedó destrozada.
Los testigos pidieron el apoyo de paramédicos, bomberos y policías. Fabián y su copiloto sobrevivieron, pero José María y Elizabeth —que iban en la parte trasera y sin cinturones de seguridad— no.
Chema tenía 20 años y Elizabeth 23. Él era bajista y terminó la carrera de Ingeniería en audio y producción; trabajaba en una productora de eventos, estaba armando su estudio de grabación, tocaba con dos bandas de rock y, a veces, hacía extras para televisión o publicidad.
“Era excelente músico, muy amoroso e inquieto, le gustaba hacer muchas cosas. Le encantaba el cine, la fiesta, era increíblemente amiguero”, afirma Marcela.
Tras superar su pérdida, Marcela decidió canalizar su dolor para evitar más muertes a causa del alcohol. Hoy es conocida por la labor de su organización, que busca crear conciencia entre los jóvenes a través de conciertos de rock. Marcela perdió a su hijo, pero lucha por que ninguna madre pase lo que ella.
Aunque el joven que conducía la camioneta fue acusado por el homicidio de Chema y Elizabeth, “dada la corrupción es que se disminuye su sanción [...] Sé que para los papás fue como si su hijo hubiera estado en un centro de rehabilitación, de ese tamaño es la inconsciencia, porque su hijo es homicida de dos personas, es y va a ser homicida el resto de su vida”.
En una carta que escribió al juez, Fabián “dijo que era bien portado y que estar en la cárcel le hacía mucho daño. Decía que era agredido y estaba en riesgo en el penal, pero los dos que murieron ¿qué?”, pregunta.
Marcela reconoció que su hijo y su amiga fueron en parte responsables por subirse a un vehículo cuyo conductor estaba en estado de ebriedad: “ellos pagaron con su vida ese error”, pero justifica, Fabián no se veía mal porque ya tenía tolerancia al alcohol.