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A 30 años del sismo de 1985, la zona centro de la capital del país sigue siendo la de mayor riesgo, pero en términos de complejidad la delegación Benito Juárez podría convertirse en uno de los sitios más susceptibles en caso de que ocurra un temblor similar o con una magnitud mayor al de 8.1. La construcción desproporcionada y mal hecha de algunos inmuebles podría representar un factor de peligro.
Expertos, arquitectos y responsables de unidades sismológicas coinciden que en la ciudad de México el riesgo es diferente. Depende de cada zona, de las construcciones, de las condiciones sociales y económicas del sitio.
Concuerdan que en la capital se ha avanzado en materia de monitoreo y protección civil pero reconocen que falta mucho por aprender.
Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico Nacional, confirma que al día se registran en promedio 29 sismos moderados.
Con el paso de los años, este promedio ha incrementado, pero la doctorada en Geofísica aclara que esto no quiere decir que la sismicidad haya aumentado, sino que es un reflejo del crecimiento de la red de monitoreo.
A diferencia de 1985, actualmente hay más estaciones de monitoreo y eso permite ver más sismos de magnitudes pequeñas, éstas van de uno a cuatro grados.
El Servicio Sismológico Nacional que se ubica en la UNAM cuenta con una red de estaciones sismológicas distribuidas en todo el país.
Actualmente se reciben en tiempo real y de forma continua los datos de más de 160 estaciones. A éstas la complementa una red que se tiene en el Valle de México compuesta por 31. Todas las señales registradas son transmitidas vía satélite hasta la Estación Central de Ciudad Universitaria.
La mayoría de los temblores se registran en el oriente, poniente y sur de la ciudad de México, debido a los sistemas de fallas tectónicas que son las que provocan los movimientos telúricos. En el norte casi no tiembla.
Pérez Campos aclara que ocurren sismos poco frecuentes, que éstos por lo regular no asustan ya que los registrados en la Costa del Pacífico es donde se alcanzan magnitudes importantes, por ejemplo uno de siete.
Aclara que aún no se ha presentado un terremoto similar al de 1985, pero no descarta que ocurra o incluso uno de mayor magnitud. El sismo más grande registrado a nivel mundial fue uno de 9.5 en Chile hace 55 años.
Aprovecha para aclarar que en materia de sismología hay dos análisis. Cuando los sismos se sienten en la ciudad de México y los que ocurren en la ciudad. “El tema que está fuera de mi alcance es la parte de las edificaciones para ver si están preparadas o no para resistir los movimientos”, asienta la jefa del SSM.
Inmuebles bajo amenazas
En 1985 más de mil edificios resultaron dañados por el temblor y desde este año, para los arquitectos, ha sido una reflexión profunda.
Por lo menos así lo asume el arquitecto José Luis Cortés Delgado, presidente del Colegio de Arquitectos de la ciudad de México, al expresar que aún el Centro Histórico no se ha podido recuperar de las cicatrices que causó el terremoto de hace 30 años. Todavía se perciben edificios dañados.
Sostiene que la ciudad de México ha crecido de manera abrupta y desordenada. “Hoy la mancha urbana ha sido como una mancha de aceite que se distribuyó en todo el Valle y lo preocupante es que hay un porcentaje grande de población adicional”.
Hace poco tiempo, 13 manzanas que estaban frente a la Alameda Central se reconvirtieron, pues por años estuvieron abandonadas.
Hugo Hernández, director de Consultoría Social Integral, y especialista en protección civil, advierte que el gran problema del Distrito Federal es que la zona de peligro es la misma pero los factores de riesgo se complejizan.
Por excelencia, describe que la delegación Cuauhtémoc, particularmente las colonias Doctores o Tlaltelolco, son unas de las más susceptibles por estar en tierra inestable.
Sin embargo, debido a las constantes edificaciones que se levantaron en estos años, principalmente Benito Juárez, Iztacalco y Azcapotzalco, hay más riesgo de presentar una contingencia ante un sismo.
También son factores de riesgo las plazas comerciales, en donde los cines están ubicados en un tercer nivel, que complica la evacuación ante un movimiento telúrico.
En materia jurídica, Hernández explica que hace casi un año se creó la Ley de Protección Civil con base en el sistema nacional. El problema es que aún la Consejería Jurídica del DF no ha emitido los reglamentos y las normas complementarias. Esto repercute en la capacidad de respuesta ante una contingencia. Las unidades delegacionales de protección civil trabajan con las normas que no están vigentes.
El experto alecciona que si en la capital del país fue creado un nuevo reglamento de construcciones con medidas más rigurosas, a la fecha no hay forma de comprobar si se han respetado los lineamientos. “Lamentablemente hay inmuebles habitacionales que funcionan sin requisitos de seguridad suficiente para garantizar la integridad de las personas, cuando el principal derecho humano es a la vida y es obligación del Estado garantizarlo”.
El riesgo está latente en todas las delegaciones y aunque detalla que el gobierno capitalino creó el Instituto de Seguridad para las Construcciones, éste tiene un presupuesto muy limitado que no le alcanza a cubrir la más alta función: dar cuenta de todos los dictámenes estructurales de todos los edificios altos. Situación que aún no ha podido ejecutar.
“Creo que es momento de hacer un llamado a las autoridades, a que se emprenda una dictaminación en materia sísmica de todos los edificios con más de cuatro pisos”.
Hasta el momento sólo hay una iniciativa para establecer que quien haga un edificio de más de cuatro pisos cuente con un dictamen de seguridad estructural y un sistema de alertas.
A consideración de Hugo Hernández, en el DF hay leyes pero falta trabajo operativo, por lo que en caso de enfrentar un sismo similar al de 1985 se debe hacer énfasis en la capacidad de respuesta y en la prevención.
Si bien es cierto que los sismos son impredecibles, el presidente del Colegio de Arquitectos asegura que estos años han servido para pensar que las normas de construcción no estaban bien diseñadas y que muchos no habían cumplido con las normas,
“Fue muy triste ver que mucha de la obra pública fue la más dañada, sobre todo escuelas, hospitales, equipamiento, salud y esto hizo pensar que tiene que haber más severidad en la forma como el sector público construye”.
Cortés Delgado dice que en 30 años se ha avanzado en depurar todos los sistemas constructivos y que las normas son más estrictas que antes de 1985,
“Todavía podríamos tener algunas sorpresas porque no sabemos quién ha cumplido con ellas y quién no... hasta que llegue un sismo”.
El problema, dice, es de ética profesional, de que se cumpla con lo establecido, que en una construcción se respete, por ejemplo, los materiales de construcción.
“Difícil mencionarlo, quisiera que todos fueran honestos y todos tuvieran la responsabilidad, hace falta honestidad en la autorización de los permisos, en cumplir con las normas de uso de suelo y los reglamentos”, precisa.
La sociedad de arquitectos afirma que existen muchas sociedades, entre las que destacan valuadores, directores responsables de obras, restauradores, urbanistas, sociedad de especialistas para la construcción en la salud, interioristas, por mencionar algunas.
El Colegio de Arquitectos organiza capacitaciones junto con la UNAM para los interesados en asumir esta dirección.
Mientras tanto, sugiere el reforzamiento de campañas sobre revisión estructural constante de las edificaciones que se ubican en zonas susceptibles de daños por sismos.
A pesar de que habla de la existencia de más de dos mil 200 normas y reglamentos que están relacionadas con protección civil, afirma que la responsabilidad es también de la sociedad.
Un estudio de la OCDE sobre el Sistema Nacional de Protección Civil en México señala que una inadecuada planeación urbana y de uso de suelo contribuye en gran medida a la vulnerabilidad de la población y es considerado el reto más apremiante de la política pública para la reducción de riesgos de desastre.
Minutos de vida
En 1989 inició el desarrollo del Sistema de Alerta Sísmica de la Ciudad de México, a cargo del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (Cires).
Se inició con 12 estaciones sismo sensoras cubriendo de forma parcial un segmento de la Costa de Guerrero. Ahora tiene 100.
El director general de este Centro de Instrumentación y Registro Sísmico, Juan Manuel Espinosa Aranda, comparte que su institución es la responsable de hacerse cargo y tomar registros de sismicidad a través de los 100 aparatos instalados en diversos puntos del país. Con el apoyo de la Asociación de Radiodifusores del Valle de México, A.C. (ARVM) y de cadenas de televisión se encarga de emitir avisos de Alerta en caso de un temblor.
Espinosa acepta que siempre hay peligro y que no se vale ni se puede pensar que ya pasaron los peores sismos.
Indica que medir el temblor y saber su tamaño es tarea compleja, por eso conforme han pasado los años se ha tratado de buscar que la gente esté más informada sobre estos fenómenos naturales.
“La señal que sale de aquí es pública y gratuita y el espíritu es que llegue a la gente en condición de vulnerabilidad, se proteja y que no sea parte del desastre”, comenta.
A la fecha, este centro ha emitido 90 disparos de alerta pública, aunque ha habido otros 150 considerados de alerta moderada que son transmitidos en escuelas mediante radios especiales.
Son 60 segundos de anticipación los que se escuchan antes de la llegada de un temblor y el experto platica que este sistema tiene más de 20 años de estar en desarrollo.
Desde 1993, las radiodifusoras participan con el Centro de Instrumentación gracias a contratos con el gobierno que permiten quitar audios y meter el sonido de alerta en caso de un sismo.
Espinosa Aranda asegura que no hay competencia en esta materia. “Como es señal abierta, hay quienes lo ven como una oportunidad para ofrecer un servicio y lo cobran”, pero la confiabilidad de la Alerta Sísmica en la Ciudad de México tiene un 99.8 por ciento.
Considera que hace falta una regulación, pues aunque está consciente que una emisión de alerta a través de un teléfono celular es importante, actualmente no garantiza rapidez y mucho menos una situación apegada a la realidad.
jram