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Baches, banquetas rotas, comercio informal, calles saturadas de autos y operadas por franeleros son parte de la imagen que evidencia un deterioro en la zona de San Ángel, en la delegación Álvaro Obregón.
A pesar de su nombramiento en 2010 como Patrimonio Cultural de la Ciudad de México, la colonia requiere un mantenimiento urgente, coincidieron vecinos y visitantes.
“Camino con mucho cuidado, las baldosas se levantaron y es riesgoso; paso diario desde hace 15 años y la banqueta sigue igual”, dijo la vecina de la contigua colonia Tlacopac, Esperanza Camacho, al caminar por la calle Juárez, a la altura de la iglesia de San Jacinto, donde trabaja.
Las banquetas se deterioran por las raíces de los árboles o por el paso del tiempo, como se observó en las calles Aureliano Rivera y Árbol.
Las vialidades que rodean los jardines San Jacinto, Del Carmen, así como las calles Juárez, Arteaga y Doctor Gálvez son gestionadas por franeleros que apartan la calle con huacales y botes, incluidos espacios con señales que prohíben aparcar y después piden una “cooperación voluntaria” a los automovilistas que ocupan un lugar.
Las vialidades también son ocupadas por los servicios de valet parking de algunos restaurantes, comentó Martha Ortiz, visitante.
Luz María, quien diario acude por su hijo a la Primaria Porfirio Parra, comentó que un problema es “que la zona está llena de los llamados “viene, viene”, son groseros, te dicen cosas además de que en la plaza San Jacinto y enfrente, en una panadería, hay drogadictos y hacen del baño en la calle.
Algunas personas en situación de calle y que consumen solventes recorren los pasillos. En términos generales no hay basura en el parque, cuenta con iluminación y suele haber personas que ofrecen servicios como albañiles o plomeros.
Ante la solicitud de un colectivo representado por la Fundación Pro Cultura San Ángel para nombrar Pueblo Mágico al barrio y así obtener recursos federales para su rehabilitación, la señora Esperanza Camacho consideró que es una buena opción “para la conservación de la zona”.
Con los recursos que serían otorgados por la Secretaría de Turismo federal, los vecinos pretenden arreglar banquetas, enterrar el cableado eléctrico, reordenar el comercio ambulante, entre otros rubros.
Al preguntar a un franelero si no teme que sea desplazado ante la posible distinción, pidió que “mejor nos den empleo, podemos ser guías de turistas pues conocemos el área”.
Habitantes con otra postura expresan con mantas en sus fachadas que la solución es “un alto a la corrupción en usos de suelo y construcciones ilegales”, debido a la proliferación de oficinas irregulares, restaurantes y bares, entre otros giros.
Otro problema son los baches y hundimientos. Además, el comercio en vía pública que ocupa el paradero de la glorieta de la Palma, un carril de Doctor Elguero, las banquetas en avenida Revolución e Insurgentes.