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Unas letras mal hechas dan la bienvenida al bar La Cueva Colomba. Al interior hay 12 mesas, el ambiente es oscuro, no hay mucha iluminación y además la gente que entra es un tanto “extraña”. Al fondo se aprecia una pantalla donde los clientes amenizan la visita, no se observa muy bien el objetivo, sin embargo, se alcanzan a distinguir frases de algunas canciones que son prohibidas en el norte del país por estar vinculadas a narcocorridos.
La Cueva Colomba abrió sus puertas en diciembre del año pasado y —junto a los negocios la Cueva del Río y el Mal Paso— han sobrevivido a las revisiones, inspecciones y operativos que las autoridades capitalinas han realizado en los bares ubicados en la zona centro de la ciudad de México.
En ese lugar misterioso fue en donde Rubén Espinosa, Antonio Contreras y Nadia Vera se reunieron antes de llegar al departamento ubicado en la calle de Luz Saviñón, en la colonia Narvarte, mismo que Nadia compartía con Milé Virginia Martín, Yesenia Quiroz, y donde trabajaba Alejandra Negrete, su empleada doméstica.
Según lo narrado por Antonio Contreras en su última declaración hecha ante el ministerio público el pasado 14 de agosto, fue Rubén quien, el jueves 30 de julio, decidió que se vieran ahí. Él invitó a Nadia, su amiga y conocida de Veracruz. Ahí estuvieron los tres hasta las dos de la mañana del viernes, luego Nadia los llevó a su departamento.
EL UNIVERSAL ingresó al bar para conocer un poco de lo que vivieron ahí los tres jóvenes, los meseros hicieron un esfuerzo para recordar a ese trío, pero no les costó trabajo identificar Milé Virginia, pues de inmediato aseguraron que era cliente asidua de ese lugar.
Los empleados de La Cueva Colomba aseguraron que la chica colombiana iba seguido acompañada de un hombre, pero no supieron describirlo, aunque suponen que era tal vez su padrote, pues dicen que la joven se dedicaba a ofrecer sus servicios sexuales.
“Llegaba y se iba con uno o dos clientes”, recordaron los trabajadores.
A Nadia Vera no la identificaron ni a Antonio, sin embargo, el fotoperiodista, Rubén Espinosa, les pareció conocido.
“Generalmente el bar se cierra el jueves para los amigos del jefe, pero ese día una mesa se quedó, en ella estaban Nadia, Rubén y Antonio, que hasta trataron de cantar en el karaoke”, comentaron los meseros del lugar.
En este lugar los jueves son de karaoke, los viernes de música en vivo con un grupo alternativo y los fines de semana con diferentes DJ que hacen ameno el ambiente. La vigilancia incluso destaca de todos los demás bares de la zona: cuatro corpulentos sujetos cuidan quién entra y quién sale del lugar, todos enlazados con radios de comunicación que sólo permiten durante la noche la entrada a los clientes VIP.
La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) no ha solicitado los videos de vigilancia de esta zona, de donde pudieron salir las víctimas del departamento de la colonia Narvarte y donde presuntamente operaba la colombiana Milé Virginia y su proxeneta, el ex policía capitalino, José Abraham, quien —de acuerdo con otro de los declarantes del caso— sería la última persona que sostuvo una relación íntima con la colombiana. Redacción