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rebeca.jimenez@eluniversal.com.mx
Naucalpan, Méx.— “La muerte de mi madre nos sacudió, nos tomó desprevenidas, no teníamos ni dinero para enterrarla, gracias al apoyo de mis tíos fue que pudimos velarla y sepultarla en el panteón Sanctorum, en la calzada México-Tacuba, relató Adriana, la mayor de las tres hijas que dejó Olivia Alejandra, la trabajadora doméstica asesinada en el departamento de la colonia Narvarte, el pasado 31 de julio.
Olivia Alejandra tenía apenas dos días de trabajar en el departamento de la Narvarte, “era su segundo día y la mataron”, recuerda con consternación Adriana.
La mujer de 40 años de edad apenas cumpliría su segundo día de labores el 31 de julio, cuando llegó al departamento ubicado en la calle Luz Saviñón, en la colonia Narvarte, donde fue asesinada con otros cuatro.
“Mi mamá era muy reservada y apenas empezaba a trabajar”, primero lo hizo como mesera en un comedor industrial y en busca de mejores condiciones llegó a la Narvarte, donde encontró la muerte, lamentó Adriana, quien con 24 años de edad es la mayor de las tres hijas de Olivia Alejandra.
La tragedia. El día de su muerte Olivia Alejandra salió a las siete de la mañana de la zona de barrancas de Naucalpan para llegar a las nueve a la Narvarte.
“Hasta el momento ninguna autoridad del DF nos ha informado cómo murió mi madre, lo que sabemos es por los medios de comunicación, de hecho quienes nos avisaron del fallecimiento de mi mamá fueron unos amigos que nos llamaron”, comentó Adriana .
La encargada de realizar la limpieza en el departamento 401 sólo cursó hasta segundo grado de secundaria, a los 16 años de edad quedó embarazada y nació Adriana, la mayor de sus tres hijas; después tuvo a Gabriela Nayeli, de 22 años, y a Arleth, quien ahora tiene 13 años.
La casa de Olivia Alejandra, en San Rafael Chamapa, será desocupada, pues la pequeña Arleth se irá a vivir con su hermana mayor a la colonia Valle Dorado, comunidad ubicada entre barrancas.
Becan a menor. La alcaldesa Claudia Oyoque refrendó el compromiso de apoyar en la educación y crecimiento de Arleth, quien quedó en la orfandad, con una beca escolar y apoyo para familias en condiciones de marginación. La ayuda que se le dio fue de 3 mil 300 pesos, además de terapias sicológicas en el DIF municipal.
Lo importante es que este apoyo no finalice en cuatro meses, con el término de la administración que concluye el 31 de diciembre de 2015, sino que se mantenga de forma institucional hasta que Arleth sea mayor de edad o acabe con su instrucción educativa, indicó Oyoque Ortiz.
jram