Saúl tiene 43 años y está en prisión desde hace cinco, pero los últimos cuatro meses en reclusión le han servido para encontrar un gusto por la cultura y para conocer más museos y lugares históricos que cuando estuvo en libertad.

Antes del 2010, Saúl López se dedicaba a su familia y a trabajar como hojalatero, los fines de semana los pasaba en su casa sin tomar un paseo dominical hasta que fue detenido por recibir en su pensión un auto con reporte de robo.

Aunque se declaró inocente y sus supuestos cómplices declararon que no lo conocían, el Tribunal Superior de Justicia del DF lo encontró responsable del delito de encubrimiento por receptación y lo sentenció a siete años de prisión.

La mayor parte de su condena la pasó en el Reclusorio Oriente donde hace cuatro meses promovió un beneficio de preliberación anticipada y fue trasladado a la Casa de Medio Camino, donde se encuentran internos próximos a salir y que reciben un tratamiento especial de reinserción social.

"La gente me puede escuchar hablar de este lugar y dirán que estoy loco, pero puedo decir que me siento como en casa; este lugar no lo veo como una prisión, es un tratamiento real de reinserción donde te ayudan a adaptarte a la sociedad después de estar aislado tanto tiempo", relata López a El Universal.

Uno de los programas de rehabilitación que implementan son las salidas culturales los fines de semana, en las cuales el reo es sacado de prisión a paseos junto con su familia y con las medidas necesarias de seguridad, afirmó el subsecretario de Sistema Penitenciario del DF, Hazael Ruíz Ortega.

Durante estos cuatro meses, relata el interno, ha conocido el embarcadero de Xochimilco, los museos de Frida Kahlo, de Las Intervenciones, de Diego Rivera, Bellas Artes, y también acudió a un concierto de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México.

"En libertad nunca tuve interés por la cultura mexicana, no iba a museos ni con mis hijas, me la pasaba encerrado en mi casa; ahora ya conocí más museos y más lugares que cuando estaba en prisión", refiere.

En cuatro meses, López recobrará su libertad y asegura que regresará a su vida anterior de hojalatero pero ahora con una visión más familiar y de convivencia, además que tratará de ocupar su tiempo en su nuevo gusto: la cultura.

"Me llevo unas experiencias maravillosas, la Casa de Medio camino es el mejor proyecto que pudo hacer el Sistema Penitenciario para las personas que nos ganamos la confianza y que necesitamos poner primero un pie y luego el otro en la calle", abundó el interno.

Por último, López exhortó a los internos de otros penales capitalinos a trabajar diariamente para ser merecedores de este beneficio, pues además de recobrar su libertad aprenderán otros hábitos de respeto y convivencia humana.

ahc

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