Diana Villavicencio

 

En el Distrito Federal, ocho familias perredistas dominan el órgano político y mantienen las riendas y el poder imponiendo a familiares, esposas y amigos en las candidaturas a jefes delegacionales y diputaciones locales.

De esta forma buscan mantener el control tanto al interior de su grupo político como en el territorio que les toca gobernar.

El maestro Pablo Jaime Becerra, especialista en legislación electoral por la UAM, refiere que esta situación no es sancionada ni característica de un sólo partido, sino un método que se ha venido reproduciendo debido a las nuevas normas electorales.

Una de ellas es la de cumplir con la cuota de género, motivo por el que los líderes de los partidos impulsan a sus “hermanas, esposas, amigas, sirvientas y demás para cubrir los espacios que les marca la ley”.

En el caso del sol azteca, apellidos como Bejarano-Padierna, Anguiano-Hernández Raigosa y Lobo-Arias, Mateos Estrada y Ensástiga Alamilla, entre otros, buscan mantener el control o recuperar espacios perdidos.

Todos ellos lograron tejer una importante estructura social que los mantiene y les permite hacer designaciones en diversas candidaturas.

Un ejemplo claro es la familia Anguiano-Hernández Raigosa, donde también ha estado involucrado el nombre de Karen Quiroga Anguiano, sobrina de Dione Anguiano y que ha fungido como diputada local. Actualmente, Dione es candidata a jefa delegacional por Iztapalapa. Su esposo Alfredo Hernández Raigosa es titular de la Procuraduría Social (Prosoc).

No importan las tribus, lo que se busca es tener el control de cualquier jurisdicción, por eso prefieren designar a sus parejas, hijos o hermanos o, incluso, a los amigos.

Otra dupla familiar la encabeza René Bejarano, fundador de la Corriente Izquierda Democrática Nacional (IDN), y su esposa, Dolores Padierna, hermana del diputado local Antonio Padierna Luna y ahora candidato a jefe delegacional por Azcapotzalco.

En el reciente reacomodo de fuerzas en la ciudad de México, este grupo político sufrió una merma importante en su representación política en la capital del país, al tener aseguradas dos delegaciones, como Tlalpan y Azcapotzalco, y tres diputaciones locales.

La trayectoria de IDN le permitió crear personajes como Leonel Luna o Leticia Quezda, quienes hoy abandonaron su grupo. Pero también se ha ganado enemigos acérrimos, como es el caso de Víctor Hugo Lobo en la Gustavo A. Madero, quien desde el pasado trienio sacó a todos sus militantes de la corriente bejaranista.

En esta misma demarcación, Lobo Román definió desde 2012 dejar al mando a su pareja Nora del Carmen Bárbara Arias Contreras. En ese momento, él era el jefe delegacional.

En Iztacalco, el candidato a jefe delegacional, Carlos Estrada Meraz, es esposo de Elizabeth Mateos, actual delegada con licencia. Su administración ha estado empañada por constantes denuncias de trabajadores de que les pide dinero.

En Tláhuac, Marisel Alamilla aspira a ocupar la delegación donde su esposo y antecesor, Gilberto Ensástiga, fue titular y es el líder de la corriente Patria Digna.

Otro caso destacado es el del diputado federal Julio César Moreno, quien impulsó a su hermano Israel como candidato a delegado en Venustiano Carranza.

Aunque no hay lazos de sangre en Álvaro Obregón, la candidata a ocupar esta demarcación, María Antonieta Hidalgo, mantiene una relación amistosa con Teresa Robles, pareja sentimental de Leonel Luna, delegado con licencia, hasta ayer, de IDN.

En este tenor, está la delegación Coyoacán, donde Valentín Maldonado aspira a la jefatura delegacional, mientras su amigo incondicional, Mauricio Toledo, busca regresar a la ALDF.

De IDN está el caso de Laura Velázquez, quien hace siete años ocupó la jefatura delegacional de Azcapotzalco, mientras su esposo, Enrique Vargas Anaya, fue diputado local. Esta vez, ella se quedó en el camino, pero intentaba ocupar por segunda ocasión la delegación Azcapotzalco.

jram

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