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david.fuentes@eluniversal.com.mx
Autoridades de seguridad locales y federales están a la caza de tres objetivos importantes ligados directamente con la célula delictiva que lideraba el capo abatido por la Marina el mes pasado, Felipe de Jesús Pérez Luna, El Ojos, y que aún se mantienen de la venta de drogas al menudeo en las delegaciones Xochimilco, Coyoacán, Tlalpan, Tláhuac e incluso dentro de Ciudad Universitaria (CU).
Las autoridades de inteligencia han detectado que los remanentes del grupo criminal de El Ojos se aferra a sobrevivir. La fuente de ingresos más importante para ellos siguen siendo los puntos de venta de CU: Los Bigotes, frontones y por lo menos otros 20 sitios dentro del circuito universitario, donde a la fecha se sigue distribuyendo todo tipo de enervantes, pues ahí no se ha hecho un solo operativo.
Otro de los lugares que mantienen es Coyoacán. En el centro de esta demarcación se tienen ubicados por lo menos 10 puntos de venta, mientras que los alrededores de Acoxpa y la zona de bares, 20 vendedores más; lo mismo sucede en Xochimilco, donde los fines de semanas en los embarcaderos es donde más ganancias les deja, al igual que en Tlalpan, donde todo se hace bajo pedido.
Los objetivos principales de las autoridades son El Cuñado, uno de los hijos de Felipe de Jesús en libertad y un sobrino del capo abatido. El primero tiene influencia en Xochimilco; el segundo, en Coyoacán, y el tercero, en Tlalpan. Todos se reparten las ganancias que genera CU, las cuales en estas fechas de regreso a clase superan los 150 mil pesos diarios, recursos suficientes para mantener la estructura criminal en todo el sur.
Han detectado dos casas de seguridad en Coyoacán, una en Romero de Terreros y la otra en Santo Domingo. Dos más en Xochimilco y tres en Tlalpan, en la zona del Ajusco, donde los operativos de las autoridades federales son constantes, pues los tienen identificados plenamente.
Además de las ordenes de aprensión por tráfico de drogas, se les vincula con al menos 50 ejecuciones; así como 10 desapariciones de jóvenes en la delegación Tláhuac, que según las investigaciones son todos aquellos que alguna vez se resistieron a “trabajar” para ellos y que ahora son buscados por sus familiares.
Se tiene información que el día que el capo fue abatido por elementos de la Marina en la demarcación, los tres participaron en la balacera.
Aunque también eran objetivos de las autoridades federales lograron escapar debido a que los abatidos hicieron un “muro” para que salieran de esta situación. El objetivo, según el trabajo de inteligencia, era que la estructura criminal continuara a pesar de las detenciones de los sicarios e incluso de la muerte de El Ojos, ambos hechos aparentemente ya se tenían contempladas por el líder de esta célula.