metropoli@eluniversal.com.mx

Diariamente, poco más de mil 300 personas hacen uso del comedor comunitario en la Central de Abasto de la Ciudad de México. Diableros, bodegueros, visitantes y algunos vecinos acuden desde el 16 de junio a este centro donde se ofrecen alimentos por 10 pesos.

Desde las siete de la mañana los trabajadores, quienes principalmente son mujeres, arriban al inmueble ubicado en la vialidad principal de los Ponientes entre los pasillos P-Q y M-N, y preparan el desayuno para alrededor de 400 personas. Huevos, frijoles, arroz y café es lo que usualmente se prepara.

En este comedor laboran personas quienes han sufrido violencia o tiene alguna discapacidad, pues la convocatoria se abrió para las beneficiarias de distintos programas sociales de la Ciudad de México.

Una de ellas es Guillermina Hernández, quien a pesar de no tener una de sus extremidades, trabaja en la cocina realizando distintas actividades, desde calentar tortillas hasta lavar los trastes, pero no se anima a preparar alimentos.

“Yo entré a través de un programa social; aquí todas nos apoyamos, en cuanto no puedo hacer algo, mis compañeras me ayudan, no hay limitaciones para mi; algunos usuarios y los de aquí me han dicho que me admiran por hacer este trabajo”, explicó Guillermina.

A pesar de que algunas actividades en la cocina se le han complicado, Guillermina encontró el apoyo de su equipo; asegura que anteriormente había trabajado en una oficina, pero ahí sí fue víctima de la discriminación.

“A veces es un poco complicado, pero nada difícil, mientras haya salud no hay nada imposible, yo trabajaba en casa y también estuve en un trabajo en el Fonacot, pero ahí sufrí discriminación, siempre me regañaban. Este trabajo me ha motivado e incluso me han felicitado todo el tiempo con la ayuda de mis compañeras”, aseguró.

Guillermina comenta que nació sin su extremidad superior izquierda, por lo que desde pequeña aprendió a ser independiente; agradece a su madre porque le enseñó que nada es imposible y que tenía que estar orgullosa de su aspecto, pues le dijo que no se tapara y que saliera con la frente en alto.

Desde las 5:40 horas sale de su casa para arribar a su trabajo, deja a sus pequeños y se prepara para las actividades que le corresponden al día.


Sazón de corazón. Desde el centro de Iztapalapa, Juana Julieta llega puntualmente a su trabajo. Ella es la encargada de la comida y al día prepara mil 300 porciones, a pesar de que ha tomado talleres de cocina, asegura que su sazón es desde casa, pues desde ha tenido el gusto por la comida.

“Estuve trabajando un tiempo en un comedor, pero en casa siempre se hizo de comer. En el comedor empezamos desde las siete de la mañana y hacemos comida previa un día antes, después nos alistamos para la comida y dejamos hasta 50% del menú para que las compañeras concluyan el servicio del día”, comentó Juana Julieta.

El número de personas que acuden a tomar sus alimentos en este comedor es el equivalente al total de los comedores comunitarios en las delegaciones Magdalena Contreras y Benito Juárez, donde cada uno atiende a 250 personas en promedio diariamente.

En el tiempo que lleva brindado servicio se han recibido a más de 25 mil personas, ofrecido más de 50 platillos y dos guisados por día en un horario de 8:00 a 16:00 horas, incrementando su impacto social en comparación con el resto de estos establecimientos.

“Si nos apoya mucho, más a la gente de escasos recursos, porque con 10 pesitos podemos comer bien; todo está limpio, es un buen servicio del Gobierno. Yo pagaba unos 50 pesos para la comida y ahora en desayuno y comida gasto sólo 20”, dijo Alejandro Cesario, carretillero de la Central de Abasto.

De 9 de la mañana hasta al mediodía se sirve el desayuno. Algunos acuden unos minutos antes y organizan una fila para la comida, gente de diferentes áreas, familias vecinas a la CEDA, trabajadores e incluso administrativos.

“En realidad tenemos de todo público, tenemos personas que vienen con su traje formal, personas que se dedican a cargar todo el producto de la central, compradores, pero en su mayoría son trabajadores de la Central de Abastos”, dijo Gizeh Morales Román, coordinador del Comedor Comunitario al interior de la Central de Abasto.


Alta demanda. Atún a la vizcaína, salchichas a la mexicana, bistec encebollado, chuletas al chipotle, croquetas de amaranto, chicharrón en salsa verde, picadillo, enchiladas, calabazas a la mexicana, tortas de atún, pollo con mole, entre otros, son algunos de los platillos que ha ofrecido el comedor.

El espacio es administrado por la Secretaría de Desarrollo Social capitalina y con 23 personas trabajando atiende a las más de mil 300 que llegan al lugar; aseguran que a veces han tenido que cerrar antes de la hora de servicio pues se terminan las raciones.

“La primer semana que iniciamos registramos entre 750 y 800 personas, pero en los últimos días hemos alcanzado las mil visitas, llegando hasta a mil 200 o mil 300. Muchas personas nos piden comida para llevar, traen tuppers o envases, pues no pueden ausentarse de sus puestos mucho tiempo”, informó Gizeh Morales.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses