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Antony, el menor rescatado de una situación de cautiverio en calles de la delegación Gustavo A. Madero, sigue su recuperación ahora bajo el resguardo de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México; sus tíos, quienes lo tenían en esas condiciones, fueron vinculados a proceso y se les dictó prisión preventiva de oficio.
Fuentes oficiales indicaron que el pequeño podría tener problemas con el páncreas, por lo que fue trasladado a un hospital público para una revisión preventiva y estará al resguardo de la Fiscalía Central de Investigación para la Atención de Niños, Niñas y Adolescentes. Reportaron que el niño ya dio un pequeño paseo por el hospital privado donde se recuperaba e incluso pedía comida.
En la sala 1 de los juzgados del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México en el Reclusorio Oriente se llevó a cabo la audiencia inicial en contra de los dos tíos del menor.
A puerta cerrada, la juez Rocío Morales calificó de legal la detención de Olivia “N” y Juan Carlos “N”, pareja que tenía a su cargo al pequeño Antony; el Ministerio Público hizo la imputación oficial y se determinó la vinculación a proceso de los dos adultos. Rocío Morales determinó prisión preventiva oficiosa para las dos personas, además dio un plazo de cinco meses para la investigación complementaria, lo que quiere decir que tanto el Ministerio Público como el abogado defensor de los imputados tendrán que presentar pruebas para deslindar las responsabilidades del caso.
Durante la audiencia se dio a conocer que el menor es hijo de padre mexicano y madre estadounidense, por lo que personal de la embajada de ese país en México acudió a la audiencia; hasta el momento se desconoce el paradero de ambos padres.
Caso. La noche del pasado 28 de junio autoridades de la delegación Gustavo A. Madero y de la procuraduría local rescataron a Antony que se encontraba en cautiverio; presentaba huellas de tortura y posible daño sicológico.
El operativo se realizó en Cabo Catoche número 61, en la colonia Gabriel Hernández, donde encontraron al menor desnudo, con cinta canela alrededor del cuello y encadenado de los pies a una banca.
El menor presentaba golpes en la cabeza, quemaduras de cigarro en la espalda, además de un evidente grado de desnutrición y no podía ponerse de pie. Está por cumplir siete años; su avanzado estado de desnutrición lo hacía ver como de cinco, aunado a un retraso en el habla, lo que complicó que se comunicara correctamente con los uniformados.
Los dos adultos no dieron mayor explicación sobre la situación de Antony, sólo comentaron que su papá, del que no proporcionaron su identidad, se los encargó.