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La apuesta del Gobierno de la Ciudad de México es a la construcción de la planta de termovalorización más grande de Latinoamérica, que se prevé funcionará con 4 mil 500 toneladas diarias de basura que servirán de combustible para la generación de energía eléctrica, misma que utilizará tecnología europea, probada hace más de 20 años.
De acuerdo con Paolo Rossi, director de operaciones de Veolia —empresa ganadora de la licitación en la capital del país—, ya es tiempo de que nuestro país de un salto cualitativo en el tratamiento de los residuos sólidos.
Mapa. Termovalorización en el mundo
Este tema se ha convertido en un problema social y hasta político en algunos casos con el Estado de México.
El encargado de que se concrete este proyecto explica a EL UNIVERSAL, durante uno de los recorridos que se realizaron por las plantas de Newhaven, Ingalterra, y Lille, Francia, que la inversión que se hará en siete hectáreas del bordo poniente será de 550 millones de dólares, una de las más fuertes de las 63 plantas que han construido en diversas partes del mundo.
Incluso se asegura que la de México será tres veces más grande que la inglesa y cinco más que la francesa. “La tecnología es la misma, la única cosa que se cambia al final es el número de líneas o el tamaño de la línea, pero la tecnología es exactamente la misma, la realizarán constructores que han levantado centenares de plantas y efectivamente será de las más grandes del mundo”, precisa.
Veolia tiene contemplado que 80 personas trabajen diariamente las 24 horas y los 365 días del año en la zona del Bordo Poniente, para procesar 1 millón 6oo mil de toneladas al año y generar 965 mil megawatts, además de producir 45mil toneladas de “escoria” que se puede utilizar como base para la construcción de carreteras o vialidades primarias.
Margaret Battes, presidenta del Comité de Ciencia y Técnica de Gestión de Residuos en Inglaterra, dice que la termovalorización es la mejor opción para el tratamiento de la basura en cualquier parte del mundo, incluso, precisa, es mucho menor el número de emisiones contaminantes al medio ambiente: “Puede contaminar más un festejo con fuegos pirotécnicos que una planta de este tipo”.
De acuerdo con Carlos Marcos Morales Garduño, director de Innovación Tecnológica para la Gestión de los Residuos de la Agencia de Gestión Urbana, la planta de termovalorización permitirá reducir la emisión de gases de efecto invernadero al medio ambiente, mejorar las condiciones de salud de los capitalinos con el tratamiento de los residuos y se impulsará una fuerte campaña de separación de residuos.
Para este último tema tienen tres años, lapso en el que se levantará la planta que Veolia construirá, financiará y operará durante 30 años.
Los retos
Si bien es cierto que habrá un cambio cualitativo en el tratamiento de la basura en la Ciudad de México y se dará un salto de 30 años en la utilización de la basura, el gran reto es estar a la altura de las plantas europeas, tanto en los sistemas de vigilancia como en las estrictas normas para la emisión de contaminantes.
El Centro de Termovalorización Energética “Antares”, ubicada en Lille, Francia, comenzó a operar en 2002 y su capacidad para procesar desechos es de 350 mil toneladas anuales, con una inversión de 145 millones de euros.
Lo que llama la atención de la planta que surte de energía a 25 mil hogares es que no se percibe el olor a basura, su operación es completamente computarizada, desde la carga de los desechos a la caldera, hasta su operación y vigilancia, ya que trabaja a más de mil grados centígrados para calentar el agua, que convertida en vapor moverá una turbina para generar energía eléctrica.
El servicio lo presta a nueve comunidades de la región de Lille, en la que se encargan del proceso de recolección y traslado de la basura; a diferencia de la Ciudad de México, donde un sindicato opera el manejo de los residuos y, en un gran porcentaje, el reciclaje.
Está rodeada de una extensa zona de áreas verdes y en la puerta de acceso colocaron un tablero en el que se informa a la comunidad de la cantidad procesada y las emisiones de contaminantes que se generaron. “Todo es transparente, nada se oculta a la comunidad y eso ha sido una de las principales formas”, comenta Michel Lepilliet, presidente de la Metrópoli de Lille, que junto con Veolia administran este centro.
Lo que llama la atención de Newhaven es que a poco más de 500 metros de distancia se encuentra un conjunto habitacional, que en un principio mostró oposición pero que con el paso del tiempo la aceptaron, al tiempo que la empresa estableció mesas de diálogo con los habitantes y se destinó un fideicomiso de 7 millones de libras para mejorar escuelas, dar apoyo a personas con discapacidad y cualquier otro problema que se presente en la zona.
Este último tema no se ha tratado en el caso de la Ciudad de México.
Paul McMullen, gerente de la planta de termovalorización, comenta que la normatividad en el viejo continente permite a las autoridades ingresar con el apoyo de policías a cualquier hora y día a hacer una revisión para verificar que cumplen con las normas operación. “Afortunadamente no se ha tenido ni un solo problema al respecto desde 2010, cuando empezó a funcionar. En este lapso lo único que ha sucedido han sido un par de problemas que provocaron un retraso en los tiempos de operación, pero nunca se paró la producción”, explicó.
La de Newhaven es la planta más moderna de las 63 que opera Veolia, en la que trabajan 34 personas y procesan 233 mil toneladas de basura para generar 131 mil megawatts al año, cantidad seis veces menor a lo que se tiene contemplada en la CDMX.
También cuenta con áreas verdes, pero a diferencia de la Lille, hay un sistema de captación del vapor que reduce la cantidad de agua que se utiliza en las calderas. Además, procesan miel en la misma planta.
Garantizada la inversión
A diferencia de otros proyectos similares que se echaron a andar en la capital de la República Mexicana, y que se vieron truncados o retrasados por la falta de financiamiento, Paolo Rossi asegura que éste sí tiene viabilidad y el potencial económico.
Incluso, adelanta que la de México seguramente le abrirá las puertas al consorcio para operar en otros países de Latinoamérica, además de que hay proyectos similares para Guadalajara y Monterrey.
—¿De cuánto es el monto de inversión para la Ciudad de México?
—De 550 millones de dólares en un plazo de tres años.
—¿De qué se encargarán?
—De la construcción, del financiamiento y de la operación durante 30 años.
—En términos de negocios, ¿les es muy redituable este proyecto?
—Tiene que ser una operación redituable en una inversión de 550 millones de dólares. Es una empresa, el objetivo es el beneficio económico, pero nuestra misión principal es la economía circular, la recuperación de los recursos y este proyecto está totalmente enfocado a la recuperación de los recursos y el soporte a la ciudadanía en la sociedad.
—¿Está garantiza la inversión?
—¡Sí, claro! Ésta es una empresa de 180 mil empleados, factura 25 mil millones de euros al año, esta planta es muy importante, pero tampoco supone una gran inversión para Veolia.
Rossi es consciente del proceso político que se avecina en la CDMX, pero confía que un cambio en la administración pública no eche abajo este proyecto que permitirá avanzar 30 años a la Ciudad en el tratamiento de la basura.