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El Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México (TSJ) defendió la actuación de las juez Décimo y Undécimo de lo Familiar, respecto al litigio del caso de Mireya y Leopoldo , padre de los tres niños que murieron intoxicados, aparentemente, provocado por su madre.
El órgano judicial aseguró que el trabajo de la juez se apegó en todo momento a las actuaciones que obran en los respectivos expedientes y otorgando prioridad el interés superior del menor.
Durante el año pasado, las salas familiares del Tribunal Superior de Justicia Capitalino quitó la tutela 40 padres por problemas similares a los de Mireya. Por esta razón, 68 niños no están con sus progenitores y viven bajo custodia del DIF en estancias o casas hogar donde se les brinda una mejor calidad de vida, educación y comida. Lo principal, a consideración del juez, es que sus vidas no están en riesgo ni sean usados como moneda de cambio ante las diferencias que los padres tienen entre sí.
En varios de estos casos, incluso, se observan conductas similares a las de Mireya. Madres acusando a sus ex parejas de ser golpeadores, de intentar abusar sexualmente a sus propios hijos o de tener una conducta violenta, por lo que le exigen a la autoridad negarles todos los derechos.
Por su parte, los padres acusan a las madres de tener problemas mentales, como ser sumamente celosas y posesivas, y de inducir al menor a que no quieran convivir con su padre, razón por la que aseguran no están aptas para cuidarlos y exigen también la custodia total de los menores.
Los jueces, por su parte, analizan a detalle los casos y someten a pruebas sicológicas a toda la familia para determinar la afectación que durante el proceso de divorció sufre el menor. Según los protocolos del TSJ, el resultado de una serie de estudios y evaluaciones determina con quién se deben quedar los hijos, sin embargo, cuando se detecta que ni uno de los progenitores pueden criarlos, optan por dejarlos en custodia del estado.