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Un conductor fue detenido luego de haber atropellado a dos agentes de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México (SSPCDMX) al intentar darse a la fuga de un punto de revisión del alcoholímetro.

Las dos uniformadas resultaron heridas; una de ellas, a raíz del impacto, presenta muerte cerebral.

Fue cerca de las dos de la mañana cuando el hombre —quien conducía un vehículo Toyota— ingresó al puesto de revisión ubicado en la esquina del Eje 2 Norte y Congreso, en la colonia Michoacana, en la delegación Venustiano Carranza.

El automovilista se negó a ser entrevistado por las oficiales Marta Hernández Reyes y Alis Carrada Hernández, ambas de 23 años de edad, por lo que aceleró su vehículo para intentar escapar del lugar.

Para dejar atrás el retén del alcoholímetro, el conductor embistió a las dos uniformadas. De inmediato, sus compañeros iniciaron la persecución del infractor.

Por más de tres kilómetros y medio, el sujeto de la camioneta condujo a toda velocidad sobre la avenida Congreso de la Unión; en la avenida Fray Servando estuvo a punto de volcar al pasar por un tope, según los testimonios de los policías.

Fue hasta la colonia Granjas Modernas, en la delegación Gustavo A. Madero, donde los patrulleros lograron cerrarle el paso y poner en detención a quien se identificó como Luis Enrique “N”.

Mientras tanto la ambulancia 73 del ERUM atendió y traslado a las lesionadas al Hospital Mocel.

La policía Marta Hernández Reyes del agrupamiento de Faunos fue diagnosticada con traumatismo craneal severo y posteriormente muerte cerebral, mientras que su compañera Carrada Hernández sufrió un esguince.

Embisten a agentes. EL UNIVERSAL publicó el jueves 4 de mayo que cada dos días un oficial es arrollado en la Ciudad de México.

En los últimos seis años, mil 180 uniformados han sido heridos en incidentes de tránsito de los cuales sólo en 14 casos los presuntos responsables fueron arrestados, pero sin consecuencias legales.

Según expertos consultados en el tema, tras estos eventos violentos, los agentes presentan estrés postraumático, lo que les acarrea dificultades para dormir, relacionarse y una posible reacción incorrecta en situaciones de manejo de armas.

Las víctimas señalaron que las instituciones los abandonan a su suerte tras sufrir algún percance, pues no castigan a los responsables.

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