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Dobletear militancia no es un delito electoral y tampoco sería raro que esto sucediera en una ciudad tan grande como la capital del país, donde en promedio viven casi 9 millones de habitantes, según datos del Inegi en 2015. Sin embargo, del tamaño y fuerza de un partido dependen muchas cosas: el financiamiento que recibirá, el número de delegaciones que administrará, el número de diputados que tendrá y su capacidad de negociación en términos políticos.
Entonces, ¿cómo puede saber un organismo político en la CDMX cuántos de sus afiliados le son fieles?; ¿cómo pueden confiar en sus padrones de militantes, frente a un escenario como el que vendrá en 2018 con la elección de jefe de gobierno capitalino? Estas son las preguntas que tuvo que responder Mauricio Tabe, presidente del PAN en la ciudad, cuando recibió lo que parecía ser una buena noticia.
En 2016 la secretaría general adjunta del partido le notificó tener un padrón de 33 mil militantes, cuando hace 10 años eran apenas 6 mil. Los números indicaban que la fuerza azul se había quintuplicado, a pesar de no ser partido gobernante y encabezar sólo dos demarcaciones (Benito Juárez y Miguel Hidalgo).
Aunque esto sonaba muy bien, un dato le pareció extraño. Sus estadísticas arrojaban que en sus procesos electorales internos sólo participaban entre 12 mil y 15 mil panistas. ¿Dónde estaban los otros 18 mil?
“Una tercera parte apareció en el PRD”, explica en entrevista. “Esto se debe a que para las personas estar afiliadas en programas sociales implica —a veces sin su consentimiento— afiliarse al PRD. Otros buscan servir a varios partidos para vender su cariño al mejor postor”.
Con estos antecedentes y con el fin de realizar una radiografía panista capitalina, el partido inició el 16 de enero el refrendo de su padrón electoral, bajo el entendido de que no es cualquier cosa: de él depende la elección de sus consejeros internos, presidentes delegacionales y candidatos. Pero Tabe habla también del peso real que esto implica.
“Se convierten en una fuente de poder, de decisión y motivo de conflicto cuando se mueve el tablero: si el padrón crece de un lado, se contiene del otro o le salen chipotes, son señales claras de que debemos intervenir”, explica.
Hasta 2008 el partido contaba con un mecanismo de afiliación que fue objeto de críticas entre sus integrantes, por exceso de filtros. Por ejemplo, la persona interesada debía ser miembro del partido con una antigüedad de seis meses; además debía acudir a un curso de cinco horas para conocer sus estatutos y contar con dos avales, uno moral de un miembro activo y otro más del comité delegacional, pues al final del día serían ellos quienes aprobarían o rechazarían la solicitud del interesado.
La complejidad del trámite derivó en quejas. La principal fue el abuso de los comités delegacionales que condicionaron la entrada a nuevos militantes por el hecho de caerles bien o no. El panista recuerda que también recibieron reportes de expedientes extraviados “inexplicablemente” y de aspirantes que fueron rechazados bajo sospechas infundadas.
Los estatutos fueron reformados ese mismo año y se abrió un mecanismo de afiliación más flexible, basado en dos requisitos: la solicitud de ingreso con fotocopia de la credencial de elector y un curso en línea que sustituyó al presencial. Con estas medidas el padrón del partido creció desproporcionadamente en 2014, cuando detectaron un alto número de militantes que nunca participó en sus procesos internos.
“Encontramos militantes fantasmas y afiliaciones masivas, por eso necesitábamos hacer el refrendo, porque queremos gente que esté en el PAN sin prácticas corporativas”, afirma Tabe.
Esta vez, los panistas sólo podrán realizar éste trámite de manera individual y en persona, acudiendo al comité delegacional que corresponda. Cada dato proporcionado se cruzará con la base de datos del Instituto Nacional Electoral.
Para resolver los casos de militantes afiliados a otros partidos, el PAN capitalino adoptó otra medida: “Estas personas no pueden refrendarse sin una carta en la que señalen que es su deseo darse de baja de otro u otros partidos en los que estén afiliados. Con esa carta nosotros tramitamos la renuncia correspondiente”, dice.
Tabe afirma que los militantes que se encontraban en esa situación aseguraron desconocer las razones por las que esto sucedió: “Les tenemos que creer. No podemos escarbar. No podemos negarles sus derechos políticos. No puedo decirles: ‘No te creo y no te voy a dejar pasar’. Si lo hago, al rato nos impugnan por negarles su derecho a participar”.
Destaca que este mal es común y surgió por la presencia de líderes vecinales que se dedican a la afiliación masiva y manejo de grupos de personas con los que se ofertan en otras fuerzas políticas, con el único fin de negociar y saber qué pueden obtener a cambio. “Hay un mercado, un grupo de líderes que está a la búsqueda de sus intereses y venden votos. Hay partidos que han vivido, surgido y crecido así”, precisa.
¿El partido más grande en la Ciudad?
Raúl Flores afirma que eso es el PRD en la capital. No obstante, acepta que también fue alcanzado por el mismo mal que el PAN.
“De un padrón de más de un millón de militantes en la CDMX, tenemos cerca de 600 casos con doble filiación; fue lo que nos reportó el INE en el último cruce de 2015. No es tan grave. Hay gente que nos ha dicho que está afiliada a Morena y no sabe cómo sucedió”.
Asegura que el tema no les preocupa, pues tienen certeza de que sus afiliados “son efectivos y aunque ha habido un reagrupamiento de fuerzas, los liderazgos territoriales en la CDMX los tenemos nosotros”. Además, dice, no les interesa “robar” militantes panistas.
A diferencia del PAN la afiliación perredista sigue otra ruta. El ciudadano acude a la sede capitalina, donde llena una solicitud y firma una responsiva sobre sus datos personales. La información se envía al PRD nacional, que lo convierte oficialmente en una afiliación por ser ésta su facultad exclusiva.
En el caso de las personas que cuentan con varias afiliaciones políticas, Flores explica que las tesis electorales señalan que la primera afiliación es la única válida y no las subsecuentes. Aunque las cartas que se firman en el PAN para resolver este problema también son válidas.
“En Morena eso no sucede”
Martí Batres, líder capitalino de Morena, dice que este partido el problema no existe: “Muchas personas que pertenecían a otras fuerzas políticas han rectificado su forma de ver las cosas”. A diferencia del PRD y PAN, señala, el único requisito “es la voluntad del ciudadano”.