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Durante los próximos dos meses, Carlos Salomón, imputado por el accidente del automóvil BMW registrado el pasado 31 de marzo sobre Paseo de la Reforma y Lieja y en el cual murieron cuatro personas, seguirá su proceso por homicidio culposo por tránsito agravado en prisión preventiva.

Durante la audiencia celebrada en la sala 7 del Tribunal Superior de Justicia, que tuvo una duración de siete horas, la juez de control encontró los argumentos del Ministerio Público lo suficientemente sólidos para que el imputado continúe el proceso legal en prisión; sin embargo, determinó que “no hay certeza, pero sí indicios”, de que Carlos Salomón conducía el BMW blanco el día de los hechos.

Durante los alegatos de la defensa y la fiscalía se dio a conocer que la probable causa del accidente fue el exceso de velocidad, pues el imputado conducía el auto a no menos de 120 kilómetros por hora sobre Paseo de la Reforma, vía capitalina que tiene como límite máximo para circular 50 kilómetros por hora, aunado a que el conductor no “tomó las medidas precautorias pertinentes, más la falta de pericia que presentó, y que perdió el control direccional del vehículo”.

Esto provocó que la unidad, según el peritaje de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad e México (PGJCDMX), “volara” sobre la guarnición y el camellón de la avenida; en su paso dañó un árbol, tres Ecobicis y terminara impactándose contra un poste color verde perteneciente a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

El choque fue brutal para los acompañantes de Carlos Salomón. Los cuerpos de las cuatro víctimas quedaron a nueve, 11, 13 y 16 metros de los restos del BMW, lo que reforzó el argumento del Ministerio Público de que el auto era conducido a exceso de velocidad y de manera imprudencial.

No está bien de sus facultades. La defensa del imputado presentó un resumen clínico sicofísico en el que se decía que está en shock y que a raíz del accidente presenta fatiga, cansancio y somnolencia, por lo que pidieron que el proceso lo continuara en libertad; sin embargo, el alegato fue desechado por la juez, quien dijo que estos síntomas son posterior al accidente y que en la audiencia no tenían pertinencia.

El Ministerio Público explicó que el imputado reaccionó hasta 17 horas después del percance, cuando estaba en la cama del hospital donde fue atendido por las lesiones que presentaba, por lo que se pidió que se incluyera el agravante de que manejaba bajo los influjos del alcohol, acto jurídico que fue impugnado por la defensa.

El abogado Eduardo Gómez dio a conocer que no se le aplicaron los exámenes pertinentes de alcoholemia y otras toxinas, pero la juez resolvió que para determinar si estaba alcoholizado eran suficientes los testimonios de los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública que llegaron minutos después de la colisión, así como del perito de la procuraduría capitalina. Éste se entrevistó con el indiciado 17 horas después del incidente y, consignó, “todavía presentaba aliento alcohólico”.

“Si para esa hora aún presentaba aliento alcohólico, significa que el momento del choque el imputado estaba ebrio”, argumentó la juez del caso, Gloria Hernández.

Para la celebración de la audiencia, la PGJ local envió a cuatro ministerios públicos, los familiares de las víctimas estuvieron acompañados por cuatro diferentes asesores jurídicos, quienes en todo momento pidieron la vinculación a proceso y prisión preventiva.

Será hasta el próximo 7 de junio cuando se realice la siguiente audiencia en la que se determine el futuro del indiciado. Esto si antes no llegan a un acuerdo reparatorio con la familia de las víctimas, algo que los propios abogados no descartan.

“Los quiero mucho a todos”. Antes de terminar la audiencia, Carlos Salomón pidió a la juez el micrófono para decir unas palabras. Con la voz entrecortada, intentó mandar un mensaje, pero su abogado defensor lo interrumpió de inmediato.

“Lo puedo asesorar su señoría”, dijo el litigante al tiempo que arrebataba el aparato a su cliente; “adelante abogado”, ordenó la juez. Un minuto después rectificó. “Ya me corrigieron aquí, sólo quiero decir que los quiero mucho a todos, los quiero mucho a todos”, comentó el imputado para después volver a la postura que mantuvo durante las siete horas de la audiencia; acostado sobre sus brazos en la mesa.

Durante el desahogo de pruebas, la juez le llamó la atención tres veces a Carlos Salomón. Por ratos, el inculpado prácticamente se acostaba en el respaldo de la silla, en otros sobre la mesa, ausente, distante y quejumbroso, incluso pidió a su defensa que los policías procesales no lo “intimidaran”, pues éstos cada cinco minutos le pedían que mantuviera una postura firme y sobre todo, que pusiera atención a los dichos de Gloria Hernández.

Incluso, irrumpió en una ocasión los alegatos del Ministerio Público para pedir permiso para ir al baño y luego pedir agua. “¿Se encuentra bien, quiere que le traigan un médico?” —le ofreció la juez. “Sólo tengo dolor de cabeza, pero es normal, no necesito nada” —respondió el imputado ataviado con una sudadera en color café y un pantalón en el mismo tono.

La defensa justificó su comportamiento por el impacto que dejó el choque. “Su señoría, como se puede ver, mi cliente no está del todo bien de sus facultades mentales, ocupa tratamiento médico”, indicó el abogado defensor Eduardo Gómez, por esta situación dijo, Carlos Salomón señaló que sus primeras declaraciones fueron incoherentes tales como decir que gana mil pesos a la semana y que no era amigo de quienes lo acompañaban en el vehículo el día de la tragedia.

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