Desde hace más de 15 años, agua de manantial es desperdiciada y arrojada al drenaje de manera indiscriminada sobre Circuito Aztecas con Calzada de Tlalpan, sin que las autoridades implementen un mecanismo de aprovechamiento.

Así lo certificaron vecinos de la colonia Pedregal de Santa Úrsula, quienes cuestionaron que mientras al año les llega el pago de agua por casi 10 mil pesos, sin tenerla, se desperdician miles de litros que van directo al caño.

En la zona de los pedregales, en la delegación Coyoacán, hay 39 ojos de agua. En algunos de ellos se está sacando el agua para construir edificios, centros comerciales y desarrollos inmobiliarios.

“Esto es lo que está pasando con el agua bendita de los pedregales, no es posible que teniendo el recurso natural del agua no lo pueda tener la comunidad y en cambio se desaproveche”, acusó Elizabeth Tapia Silva, oriunda del lugar desde hace más de 25 años.

Tapia Silva quien forma parte de un colectivo de mujeres que trabaja en la conservación y defensa del territorio y del medio ambiente señaló que los habitantes de la zona tienen que pagar hasta pipas de agua para tener el recurso.

Los vecinos pidieron  ayuda al presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa, Luciano Jimeno Huanosta, para ver cómo puede ser aprovechada el agua en lugar de que sea arrojada al drenaje.

Durante un recorrido por la zona, se percibe que mientras el agua se malgasta por una alcantarilla, los parques y camellones están secos. Esta agua podría contribuir también al riego.

En los Pedregales hay comedores comunitarios donde se atiende a niños, se les da gratis de comer y  no hay agua para cocinar.

El legislador local del Partido Humanista lamentó que mientras se habla del peligro del Cutzamala por la deforestación, por torpeza y falta de visión se deje de proteger millones de litros de agua.

Mientras el asambleísta probaba el agua de manantial que es tirada, consideró criminal este desperdicio en donde por irresponsabilidad se permite que vaya directo al drenaje.

Los inconformes ya presentaron quejas ante la Comisión de Derechos Humanos local, que preside Perla Gallardo, y hasta el momento, aseguraron, nadie les ha hecho caso.

“Nuestra denuncia duerme en el olvido, por eso apelamos a la sensibilidad del diputado Huanosta para que se ponga un alto a este ecocidio”, recalcó Tapia Silva, fundadora de la Casa de la Luna.

lsm

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