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A siete años que se aprobara la ley que permite los matrimonios entre personas del mismo sexo en la Ciudad de México, se han realizado 60 bodas de la comunidad LGBTTTI en los centros de reclusión capitalinos.
En el 2010, cuando comenzó esa legislación, tres reos y seis reas de la población LGBTTTI contrajeron nupcias, celebrándose la primera boda gay en el Centro Varonil de Readaptación Social de Santa Martha Acatitla y desde aquella fecha hasta la semana pasada, sumaban 60 matrimonios gays en los penales capitalinos, de los cuales el 69 por ciento fueron matrimonios entre mujeres, y el 31 por ciento restante se realizó entre hombres.
“La comunidad LGBTTTI es una de las más castigadas por la discriminación, por la exclusión, incluso por la violencia. Apenas la semana pasada acudí a estas bodas gay de personas privadas de la libertad y vi un avance importante. Estamos en una actualidad en donde los reos también están convencidos de defender sus preferencias sexuales a pesar de estar en un ambiente hostil”, refirió la vicepresidenta de la Comisión Especial de Reclusorios de la Asamblea Legislativa, Rebeca Peralta.
Peralta abundó que la visión que se tiene en prisión de este tipo de uniones matrimoniales se ha concientizado con el tiempo y aunque en un principio pudo haber actos discriminatorios por parte de la población penitenciaria, ahora una boda entre homosexuales o lesbianas o bisexuales es considerado como una entre personas heterosexuales.
“Debemos reconocer que hay muchos avances, tanto Copred, como la CDH, como la Subsecretaria de Sistema Penitenciario han hecho un buen trabajo a través de los talleres de concientización. Son siete años que creo que esta ley de los matrimonios igualitarios y aquí está la muestra de la aceptación que hay incluso dentro de las prisiones, y eso debe ser aplaudido”, sostuvo la legisladora.
jlcg