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Casi siete meses después de investigación, la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa) determinó que no hubo responsabilidad administrativa en la muerte del gorila Bantú que falleció durante su traslado al Zoológico de Guadalajara en julio del año pasado.
Mediante un comunicado de prensa, la Profepa informó que después de analizar las evidencias recabadas, no se pudo determinar que el manejo aplicado durante el traslado del gorila de Tierras Bajas haya provocado una situación de tensión y, por consiguiente, la muerte del ejemplar.
"Por lo anterior, la Profepa resolvió que no existe evidencia concluyente para determinar la responsabilidad administrativa de las autoridades inspeccionadas".
Impone sanciones
La dependencia federal impuso diversas sanciones administrativas al Zoológico de Chapultepec, entre las que incluye una multa por 255 mil 640 pesos debido a incumplimientos en su plan de manejo, así como a disposiciones normativas sobre el manejo de mamíferos marinos al no presentar bitácoras de alimentación, veterinaria y calidad del agua.
Como resultado del Programa Nacional de Inspección a Zoológicos 2016, el parque no acreditó además la legal procedencia de dos borregos cimarrón.
Asimismo se observó en ese momento que el área de cuarentena estaba ocupada por animales sanos (por remodelación de sus encierros originales), al tiempo que los planes de atención a contingencias y emergencias en materia de fauna silvestre no estaban debidamente aprobados por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
También se reportó en el área de necropsias y laboratorio la falta de higiene, y restos de sangre y tejidos; un número significativo de los medicamentos anestésicos estaban caducados; así como el área de almacén y preparación de alimentos presentaba una gran cantidad de excretas de roedores.
Por su parte, el Zoológico de Chapultepec dio cumplimiento al total de las 07 medidas ordenadas, de las cuales 3 se obligaba a su cumplimiento inmediato y 4 en un plazo de 15 días hábiles.
A fin de subsanar las presuntas irregularidades el zoológico presentó y ejecutó un plan para colocación de sistemas de marcaje y cumplió con el programa de limpieza en las áreas de patología, necropsias, hospital, laboratorio, almacén y preparación de alimentos. Estas acciones fueron verificadas por la dependencia federal, que observó la limpieza de las instalaciones.
Los fármacos caducos fueron retirados de los anaqueles de farmacia: se aplicó tratamiento médico a dos ejemplares: una hembra lobo canadiense que ha sido rehabilitada completamente y un oso de anteojos, que aún recibe tratamiento para eliminar por completo una alopesia en área abdominal de ambos lados, así como cadera y extremidades posteriores.
Igualmente, el parque implementó un programa de control de roedores y fauna nociva, observándose trampas con veneno y reemplazó las lámparas en el área de preparación de alimentos. Se colocaron además tapetes sanitarios y mosquiteros en áreas de hospital y necropsias.