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Con pequeñas imágenes de la Virgen de Guadalupe o esculturas a tamaño natural, hasta colchones para pernoctar, decenas de peregrinos pasaron sobre la Calzada Ignacio Zaragoza para arribar al Cerro del Tepeyac. Algunos caminaron durante una semana para celebrar el 485 aniversario de la aparición de la Morenita.
Lorenzo Ángel salió de su domicilio en el municipio de Orizaba, Veracruz, y ha caminado ocho días para poder ver la imagen de la Guadalupana y cantarle las mañanitas.
“Llegamos hoy, nos quedamos a dormir y mañana escuchamos misa y temprano nos vamos, cada año venimos”, dijo el devoto.
Personas de todas edades pasaron sobre esta vialidad que une a los estados del oriente del país con la Ciudad de México; niños, jóvenes, mujeres embarazadas y hasta personas de la tercera edad avanzaban con fe.
La señora María, habitante de San Lorenzo Chiautzingo, del estado de Puebla, caminó junto a su esposo y su mascota para pedir a la Virgen Morena la bendición de ser padres.
“Venimos a verla, pero también le venimos a pedir un bebé”, dijo la mujer con la voz entrecortada.
Como ellos, cientos de personas acudieron a visitar a la Virgen de Guadalupe para pedir por salud, pagar una manda o simplemente para poder ver la imagen que hace 485 años se impregnó en la tilma (manta de algodón) de San Juan Diego y que se encuentra en el templo mariano.
Ante la visita de miles de peregrinos, algunas familias se colocaron sobre la Calzada Ignacio Zaragoza les ofrecieron agua y alimento.
Rubí y su familia llegaron antes del mediodía, unos comenzaron a preparar las más de mil tortas que entregarían a los peregrinos, otros prepararon las aguas frescas y las llenaron en bolsas para entregárselas a los devotos.
“Lo hacemos cada año, es una tradición familiar, todos cooperamos y estas fechas dedicamos el día para apoyar a las personas que se dan a la tarea de llegar con la virgencita”, dijo Rubí. En varios puntos los devotos recibieron comida, agua y un lugar para pasar al baño y sentarse, pues esperarán un día más para la celebración.