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Al conducir en la noche por la Zona Rosa, el taxista Eduardo Durán recuerda mientras atraviesa la calle de Hamburgo lo bonita que era esta vía en décadas pasadas, “había restaurantes de gran categoría y venía gente distinguida”, dice.
El vehículo entra por avenida Insurgentes con dirección a Lieja, cruza la Calle Havre y comienza a evadir hoyos, hundimientos, excavaciones a medias y bordos de asfalto sobre el adoquín. El carro esquiva, incluso, hasta las puntas de las placas metálicas que cubren huecos en la calle para que continúen el paso los carros sin caer en agujeros.
El taxista, entrado en sus cuarenta años, acelera la velocidad del Tsuru color rosa mexicano que comienza a vibrar conforme avanza debido a los adoquines ya dañados y sumidos por los años que tiene soportando el peso de los camiones de carga que se estacionan, mientras reparten su mercancía frente a los negocios de la Zona Rosa.
Durán explica que es una pena la calle Hamburgo: “Es increíble que una zona de primer nivel de la Ciudad de México, con tantos turistas que vienen aquí y habiendo parquímetros, esté tan descuidada. Es una vergüenza esta calle”, dice molesto, mientras recuerda que la paralela Londres, está igual.
Es precisamente entre las calles de Niza y Florencia que Hamburgo está más maltratada; el cruce peatonal a la altura de Génova, cual si fuese una pista de obstáculos, tiene al centro baches hasta de 40 centímetros, mismos que los conductores entrevistados por EL UNIVERSAL, dicen: Representa un riesgo para sus vehículos ya que la suspensión, los rines y las llantas de los autos sufren daños al pasar en el área.
Una camioneta de tonelada y media avanza frente al taxista y se aprecia como va dando tumbos al avanzar mientras que se detiene en el semáforo de Florencia. Por la calle de Amberes, los hundimientos se aprecian con mayor detalle y aún más los parches de pavimento sobre el adoquín.
Los carros que se integran a la calle Varsovia tienen que sortear un gran canal abierto a su costado derecho. Un cuarto de la llanta de una vagoneta cae en la orilla del canal y con dificultad gira la rueda al salir.
La unidad libra los desperfectos que en gran parte se deben a los trabajos que realizó hace un año la Comisión Federal de Electricidad. Sin embargo, los vecinos de la zona aseguran que más allá de los daños que dejó la empresa en la Zona Rosa, Hamburgo sufre el abandono de las autoridades. Tal es el caso de Érik González, trabajador en un restaurante del lugar, asegura que “la gente de obras llega y tapa el hoyo de la calle sin el menor cuidado, está muy mal arreglada, el adoquín se está hundiendo y es muy incómodo manejar aquí” señala.
El taxista se despide en Lieja, y al dar su opinión de la calle que acaba de recorrer sólo dice: “Parece que fue La Tercera Guerra Mundial”.