Más Información
metropoli@eluniversal.com.mx
El Palacio Chino pasó de ser considerado un lugar de lujo en la década de los 40, a un espacio para ligar, un refugio para los jóvenes que se iban de pinta e incluso un lugar donde se vendían boletos ilegales; pero ahora este espacio ha quedado en el olvido, se convirtió en baño público para indigentes y ya nadie quiere pasar por ahí y mucho menos ver la fachada.
Han pasado sólo dos meses desde que el inmueble ubicado en la calle Iturbide, en el centro de la Ciudad de México, fue cerrado como cine y las personas en situación de calle ya ocupan el espacio para hacer sus necesidades fisiológicas y una de ellas encontró en una puerta, su lugar para vivir.
Con cal la gente trata de tapar y esconder el olor del excremento que hay en el lugar, mientras que las marcas de los orines sólo se intentan disimular con algunos cartones, el hedor se empieza a intensificar y la oscuridad es el mayor aliado para el olvido.
Su fachada ya no se puede ver, pues siempre hay vehículos estacionados frente a ella y por la noche y madrugada los repartidores de periódicos deambulan apresurados para iniciar su día laboral.
La cadena exhibidora dueña del inmueble avisó a sus usuarios mediante un correo electrónico del cierre, pero no dio mayores informes.
“Te comunicamos que Cinemex Palacio Chino permanecerá cerrado a partir del 27 de agosto de 2016. Te mantendremos informado por este medio de la fecha de reapertura”, se lee.
La gente que desconoce de esa información aún acude al inmueble con la intención de ver algún estreno, pero llegan y sólo ven la cartelera de 11 espacios, totalmente vacía. A veces los comerciantes de los costados explican la situación, en otras las personas se van desilusionadas.
Francisco Eguren, director de programación de la cadena exhibidora, señaló hace unos días que el cine del Palacio Chino será reabierto, pero remodelado, aunque sin fecha definitiva.
“Seguimos revisando qué va a hacerse, pero de que lo vamos a reabrir es una realidad y vamos a aprovechar para darle una manita de gato”, dijo.
