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Durante casi 10 años el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México ha recibido un millón 805 mil 921 reportes de extorsión. Desde 2012 sólo 1% de las extorsiones se han consumado.
El organismo indicó que la extorsión telefónica es la principal forma de que la gente sea víctima de este delito, y los principales modos de operar son llamadas de supuestos familiares secuestrados, presunto integrante de banda criminal, pariente que viene del extranjero, mensajes vía celular de premios.
Los intentos de extorsión a nivel nacional en 2016 se han incrementado en 18.6%, y en la Ciudad de México el incremento fue de 23 mil 603 reportes mensuales al Consejo Ciudadano en 2015 a 27 mil 996 casos al mes en 2016.
El día de ayer las hermanas María Luisa y Elizabeth “N” recibieron auto de formal prisión, al relacionárseles con un grupo criminal dedicado a este delito. Cuatro de los miembros de la organización delictiva están bajo proceso, entre ellos María del Carmen “N”, familiar de estas mujeres.
La Fiscalía Especial de Investigación para la Atención del Delito de Secuestro comprobó que las hermanas eran las titulares de cuentas abiertas en instituciones financieras donde se había depositado el dinero, producto de dos extorsiones.
La forma de operar del grupo era el denominado modus chillón, que consistía en que un hombre llamaba al domicilio de las víctimas, haciendo creer que tenía secuestrado a algún familiar para exigir dinero por su rescate.
El Consejo Ciudadano recomienda que al momento de recibir una llamada de este tipo, colgar de inmediato, respirar profundo y averiguar dónde se encuentra el familiar.
En caso de que ya tengan ubicado a su familiar y sepan que se encuentra bien, no contestar más llamadas, descolgar el teléfono durante un par de horas y en caso de no localizar a su familiar llamar a la línea ciudadana al número 5533-5533 donde brindan apoyo sicológico, orientación jurídica y ayuden a localizar al familiar.
Otro tipo de extorsión se realiza principalmente a través de Facebook, donde los extorsionadores crean perfiles falsos de hombres o mujeres, para después enviar a la posible víctima una solicitud de amistad.
Más adelante a la víctima se le convence de realizar una videollamada de índole sexual, en la que se le induce a desnudarse parcialmente o en su totalidad, antes de un encuentro físico.
Mientras se lleva a cabo dicha acción, la víctima es grabada por el extorsionador sin que la misma se percate. Después de lo anterior, la víctima recibe un mensaje donde se le hace saber que debe realizar un depósito bancario para evitar que el video grabado se publique en redes sociales o se distribuya a sus contactos.