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Desde hoy, en la Asamblea Legislativa capitalina comenzarán a aplicarse amonestaciones públicas a diputados que no lleguen puntuales o no permanezcan hasta el final de la sesión.
Así lo dio a conocer el presidente del Comité de Administración del órgano legislativo, Luis Gerardo Quijano, quien adelantó que la Comisión de Gobierno acordó establecer una serie de amonestaciones para poner freno a la inasistencia de asambleístas al primer periodo ordinario de sesiones.
Lo anterior, debido a que por lo menos en cuatro ocasiones se han reventado las sesiones porque los diputados no llegan o muchas veces van, pasan lista y se marchan.
Estas sanciones que son consideradas rígidas por algunos asambleístas, pretenden evidenciar la falta de compromiso de los servidores públicos con el trabajo legislativo.
“Esto a cualquier diputado y sobre todo a los electos nos interesa mucho que quede claro que sí estamos trabajando. Pegaría bastante [hacer patente la inasistencia de un diputado] porque la nota del día serían los diputados faltistas”, valoró el priísta.
De las 14 sesiones que van a la fecha, casi la mitad han tenido que ser suspendidas por falta de quórum. Hace una semana, por la inasistencia diaria de 40 diputados, no se pudo iniciar las sesiones del martes y jueves, lo que generó que el presidente de la Comisión de Gobierno, Leonel Luna, advirtiera que habría mano dura para quien incumple con el trabajo legislativo.
Quijano argumentó que la inasistencia de diputados no es un problema de un grupo parlamentario específico.
Respecto a si en el PRI hubo jalón de orejas por parte de su coordinador parlamentario, Israel Betanzos, dijo que no, sólo comentarios de que es importante seguir con el compromiso con la ciudadanía que confió en los diputados del partido tricolor y que es momento de revalidarlo por el bien de la Ciudad.
Detalló que cuando tengan una reunión de comisiones al mismo tiempo de la sesión en el recinto, será obligatorio regresar en caso de rectificación de quórum y trabajar a la par hasta que concluyan las labores del pleno.