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Arte y cultura conviven en el tianguis instalado sobre la acera de la avenida Balderas, entre la plaza de la Ciudadela y la estación del metro Balderas, de la Línea 1. En la mayoría de puestos, de un metro con 30 centímetros, se venden artesanías diversas y libros.
Son aproximadamente 117 espacios con estructura metálicas sobre las que se exhiben libros nuevos y usados, joyas de oro y plata, figuras de barro pintadas a mano y otras mercancías.
Durante un recorrido efectuado por EL UNIVERSAL se pudo constatar que del total de comercios que hay en esta área, conocida como tianguis cultural, 40 son para ofertar libros y 39 para vender artesanías como calaveras, catrinas, salseras, sombreros de charro, tazas, vasos entre otros productos.
El aire, en esta zona, huele a incienso, uno de los productos que se muestran en diferentes locales. Además de esotería, en estos puestos se venden cuarzos que fueron tallados a mano para crear pulseras, dijes, anillos y aretes.
En otros puestos se venden pulseras y collares hechos con chaquira, llaveros de piel, mochilas y bolsas tejidas. Otros artesanos ofrecen atrapa sueños, separadores de libros, cuadros y pergaminos hechos en papel amate y otros sobre corcho y madera.
Hay cuatro espacios donde se muestran juguetes de madera como trompos, baleros y carritos. Estos objetos didácticos elaborados a mano contrastan con juguetes de plástico actuales, incorporados por los propietarios para aumentar sus ventas.
Playeras bordadas y estampadas, máscaras de luchadores y lentes también se venden en este lugar.
Hay dos puestos de dulces y en otros seis se vende comida como gorditas, quesadillas, pambazos, tacos de guisado, sopas instantáneas, hotcakes, café, chicharrones y papas caseras.
En algunas zonas se escucha música electrónica y de otros géneros, proviene de los locales de venta de discos; indican que la mayoría son originales y algunos son copias. Aunque este corredor es conocido por la venta de libros, hay quienes reconocen que entre 50 y 80% son piratería y el resto son legítimos o usados.
De acuerdo con Cirilo Roblero, dirigente de la asociación civil Movimiento Indígena y Comerciantes Solicitantes de Vivienda del DF, en este espacio trabajan aproximadamente 210 puestos pero no todos abrieron porque son indígenas que regresaron a sus pueblos a celebrar el Día de Muertos.
Sobre los libros, que es la principal mercancía en venta, Roblero dijo que la mayoría son originales, algunos son nuevos y otros usados.
Sin embargo, Tiburcio, quien es originario del estado de Guerrero y se dedica a vender libros, aseguró que “la mayoría de libros que venden son piratas, 80% es pirata y 20% es original, aunque de origen dudoso, aquí se maneja el mercado negro pirata y robado, aquí libro derecho, legal no hay, aquí es un mercado negro. Finalmente a la gente le interesa el precio y no el origen del libro, ante ese fenómeno yo trabajo libro usadito y al tener libro usadito tengo mejor libro que los compañeros”.
Señaló que la mayoría ofrece best seller y predominan temas como narcotráfico, literatura fantástica o superación personal, “yo prefiero libros de filosofía, psicología, arte, historia, en libros viejos hay variedad”.
En su opinión, el corredor de cultural sólo tiene el nombre, “probablemente poca cultura se ve, empezando por el librero que debe ser culto y poner el ejemplo, pero en 28 años que tengo aquí en Balderas jamás he visto que un librero lea un libro, da tristeza, están porque por falta de oportunidades se pudieron colocar en la venta de libro”.
Aseveró que las ventas de libros no son buenas, hasta hace diez años solventaban sus gastos pero de seis años para acá ya no, “la crisis está peor hay poca venta de libros y lectores, la artesanía ha sido una alternativa pues si no vendo un libro vendo artesanía”.