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Mujeres indígenas que se ganan la vida con la venta de prendas que ellas mismas elaboran ahora podrán confeccionar sus productos bajo las técnicas que emplea la firma internacional Ermenegildo Zegna, que ha vestido a actores de Hollywood como George Clooney.
Se trata de un grupo de 16 mujeres indígenas de las etnias purépecha, otomí, triqui, tzeltal, náhuatl y mazahua, que asisten tres veces por semana a las clases que imparte Escuela Zegna en la delegación Azcapotzalco.
Las mujeres, cuyas edades oscilan entre los 17 y los 60 años, aprenden la técnica de confección de blusas, pantalones y faldas, para pulir la técnica de elaboración y que sus prendas tengan la forma y afinación correctas y puedan ser más comerciales.
La empresa aclaró que no se quedará ni usará ningún diseño tradicional.
La firma, en vinculación con la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec), otorga todos los materiales, desde reglas, escuadras, hilos y tela. El único requisito es la asistencia de las alumnas.
Pareciera fácil, sin embargo, las mujeres tienen que esforzarse para acudir a las clases ya que viven en zonas lejanas del taller como Venustiano Carranza, Cuauhtémoc e Iztacalco.
Debido a ello, el grupo que originalmente estaba compuesto de 25 personas se ha ido reduciendo pues hay quienes no pueden asistir; tal fue el caso de una mujer que para llegar a las 14:30 horas tenía que salir de su casa, ubicada en la carretera México-Cuernavaca, a las 11 de la mañana.
Agustina Girón Guzmán, originaria de Chiapas, vive en la colonia Agrícola Pantitlán en la delegación Iztacalco. Para llegar al curso tarda una hora 15 minutos.
La mujer de 35 años se dedica a la creación y tejido de bolsas de lana, huipiles y blusas. Relató que dejó de utilizar el telar de cintura —máquina de tejer de madera— debido al tiempo y costo que invertía en sus productos; ahora utiliza el bordado.
“Hacíamos ropa unitalla, con esta enseñanza puedo hacer más tallas y vender más, estoy aquí aprendiendo y creo que vamos avanzando”, dijo Agustina, quien vestía una blusa bordada color amarilla.
Durante casi cuatro meses las mujeres acudieron al curso sin apoyo para el transporte.
A partir de la semana anterior, la Sederec les otorgó tarjetas de seguro de desempleo que consta de un apoyo económico de 2 mil 98 pesos mensuales para que se movilicen.
Miedo a aprender. El grupo es guiado por María Isabel López Galindo, diseñadora de modas y sastre.
Al llegar al taller, las mujeres se sientan alrededor de tres mesas. En ese momento leen un instructivo y trazan líneas en el papel para conformar el molde de un pantalón de dama. La maestra camina por entre las mesas y revisa el trabajo de cada una.
De acuerdo con la diseñadora, las mujeres mostraron miedo al principio pues no comprendían las indicaciones del instructivo. Anabel Martínez, purépecha de 35 años, recordó:
“Veíamos muchos números, tres cuartos, un octavo, un dieciseisavo; pulgadas, y decíamos ‘¿qué es eso?’ Fui a la secundaria, pero no sé mucho de eso. Veía el instructivo y decía '¿cómo lo vamos a hacer?'. Se nos hacía complicado y muy difícil”.
Así le pasó a su hija Ana Jacqueline, de 17 de años, quien también asiste al curso. “Ella estaba nerviosísima cuando la maestra nos dejó hacer ojales –orificio en una prenda por donde pasa el botón para abrocharla–, y costuras de punto escondido, son cosas sencillas, pero ella estaba nerviosa, las manos le sudaban porque no había agarrado la aguja, y decía: ‘¿y si la descompongo?’”.
“Pero la maestra no nos presiona. Por ejemplo, si no nos salen bien las cosas, ella regresa hasta que nos salgan bien. Nos ha dado facilidad para aprender. También nos apoyamos entre nosotras, si una no entiende, le pregunta a la otra. Con el tiempo aprenderemos poco a poco”, señala.
Tres meses después de haber iniciado el curso, el grupo ha perdido el temor, sabe crear moldes de prendas y utilizan las máquinas de coser.
La empresa detalló que el taller dura un año y concluirá con un gran desfile de modas en el que cada una presentará las prendas que realizó durante el curso. Se espera la asistencia del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, en junio de 2017.
Piden apoyo. Agustina Girón y Anabel Martínez coinciden en que, si bien, el curso les ayudará a mejorar los acabados de sus prendas y hacerlas más atractivas, siguen sin tener espacios garantizados de venta.
Agustina explicó que siempre anda en busca de ferias, exposiciones o festivales donde pueda comercializar su ropa. Cuando no encuentra algún sitio, acude a oficinas de gobierno a mostrar sus productos.
“Es un poco difícil vender esto porque no se vende en cualquier lugar, si me voy a la calle, no vendo, se necesita un lugar especial para ofertar esta artesanía. He intentado buscar un lugar pero no me ha llegado la oportunidad. Para mí es importante tener un sitio porque de esto me alimento y mantengo a mi hija”, lamenta la mujer.
Por su parte, Anabel afirmó: “¿Qué va a ser de nosotros?, ¿qué va a seguir después de terminar el curso?, ¿iremos a trabajar? Esperamos hacer algo productivo para tener algún lugar fijo donde trabajar. Tenemos muchas ideas y proyectos pero no deja de preocuparnos el hecho de no tener un lugar”.
La Directora General de Equidad para los Pueblos y Comunidades de la Sederec, Evangelina Hernández, explicó que parte del acuerdo de palabra con la empresa es que una vez finalizado el curso se abra una convocatoria para que las mujeres puedan comprar maquinaria y herramientas de corte y confección.