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La Ciudad de México es el escenario del parricidio más sonado de los últimos tiempos. El cineasta León Serment murió en agosto de este año presuntamente apuñalado por resistirse a un asalto; su ex esposa, la también directora Adriana Rosique fue encontrada muerta en su casa el pasado septiembre.
Ambos casos por su naturaleza levantaron las sospechas de la Procuraduría capitalina que reveló que tras varias investigaciones se detectó que el autor intelectual fue el hijo de la pareja, Juan Benjamín Serment Rosique y su novia Pamela Soto Miranda.
De acuerdo con los reportes ofrecidos por la dependencia local, Serment Rosique tenía resentimiento hacia los cineastas, por lo que estaba en tratamiento siquiátrico; mientras que Soto Miranda es una persona manipuladora y que incluso trataba de manera agresiva y prepotente a sus suegros.
Además, existe la hipótesis de que el móvil es porque existen seguros de vida por cobrar de las dos víctimas.
Éste es el caso que ha estremecido a la sociedad moderna, pero no es el único en la CDMX.
Allá por los años 70, el político Gilberto Flores Muñoz y su esposa, la señora Asunción Izquierdo, fueron asesinados a machetazos en su casa ubicada en la avenida de las Palmas.
El crimen que conmocionó a la sociedad mexicana durante la segunda mitad del siglo XX, fue relatado por el periodista Vicente Leñero en el libro “Asesinato, el doble crimen de los Flores Muñoz”, con el que buscaba documentar a través de notas periodísticas, entrevistas y el informe de las autoridades el desarrollo de la investigación.
De acuerdo con los reportes, el director de la Comisión Nacional de la Industria Azucarera, Gilberto Flores Muñoz y su esposa, la señora Asunción Izquierdo, se encontraban en diferentes recámaras cuando su agresor los atacó con un machete y sus cuerpos fueron descubiertos la mañana del 6 de octubre de 1978.
La Procuraduría descartó que el asesinato ocurriera por robo, ya que no faltaba ningún objeto en la casa, por lo que los productores cañeros aseguraron que el móvil fue político.
Tras el hallazgo de los cadáveres fueron detenidas 11 personas del personal de la casa para que rindieran su declaración, aunque salieron rápidamente por falta de pruebas.
El Servicio Médico Forense precisó que el autor del doble asesinato tenía instintos asesinos y con personalidad agresiva y sicópata.
Conforme avanzaron las investigaciones, las autoridades se percataron de que el nieto de la pareja, Gilberto Flores Alavez, caía en contradicciones en sus declaraciones, además de que surgieron versiones sobre que siempre le contestaba de mala manera a los abuelos.
En la portada de EL UNIVERSAL Gráfico del 11 de octubre se publicó en la primera plana que el responsable había sido el nieto.
El director de la Policía Judicial del Distrito, el capitán Jesús Mayazawa Álvarez, aseguró que las investigaciones continuarían para buscar a los cómplices del doble crimen; mientras que Flores Alavez fue llevado al Reclusorio Oriente la mañana del 12 de octubre por aceptar que planeó el asesinato de sus abuelos por una enfermedad mental.
El 14 de octubre el joven de 22 años escuchó impávido como el juez Morales Ocón determinó dictar el auto de formal prisión.
El juez tomó en cuenta las actas médicas y necropsias de las que se desprende que Gilberto Flores Muñoz falleció a causa de las dos heridas punzocortantes que seccionaron los vasos del cuello y la señora Asunción por las lesiones en cara, cuello y vías respiratorias.
Además mencionó que todas las declaraciones y pruebas señalaron a Flores Alavez como el responsable.
El nieto fue sentenciado a 28 años de prisión por el doble asesinato, sin embargo, salió de la cárcel a principios de los años 90 por la intervención de Divina Morales Gutiérrez Barrios, esposa del entonces secretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios.
En entrevista para Esquire en 2009, el acusado del doble parricidio declaró que él no lo cometió “(Fue un) crimen de Estado. El presidente (José) López Portillo tuvo que saber y supo, que los (Flores Muñoz) no habían sido asesinados con machete, ni estaban intoxicados, (con Válium, según la versión original) y el Procurador (General de Justicia del Distrito Federal, Agustín Alanís Fuentes) también lo sabía”, se lee.
En la revista denuncia que Sasha Montenegro, actriz y segunda esposa del ex presidente, tenía pruebas de la corrupción en el sector azucarero, verdadera razón por la que habrían ordenado matar a Flores Muñoz.
“Te voy a decir algo: en un México dictatorial como aquel, no se movía ni una pulga sin que el presidente supiera. Mi abuelo había denunciado severas situaciones contra azucareros, alcoholeros y distribuidores de azúcar y ya estábamos amenazados”, dijo.
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