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david.fuentes@eluniversal.com.mx
En los alrededores de Patio Santa Fe nadie quiere hablar del tema, para olvidar intentan hacer su vida normal. Las ventas parece no cambiaron, pues la actividad es como si nada pasara, gente entra y sale, compra, desayuna, toma café y sigue de frente.
Afuera, sin embargo, uno de los sectores más afectados es el de los taxistas. Desde que se dio a conocer que una ciudadana española fue secuestrada y luego asesinada cuando supuestamente tomó un taxi afuera de la plaza, el servicio se vio mermado desde que la noticia cobró relevancia a nivel internacional.
En el anonimato, pues no quieren ser mencionados ni aparecer más en los medios, los taxistas del sitio que está afuera de la plaza se deslinda de cualquier responsabilidad. Aseguran que llevan años en la zona y que nunca se han visto involucrados en algún incidente similar. Señalan que incluso los clientes frecuentes prefieren Uber o cualquier otra alternativa.
“Eso es lo que pasa cuando [los clientes] toman taxis pirata. Ellos [irregulares] son los que hacen lo que quieren, no tienen permisos, a algunos no se les ve ni las placas, no se sabe qué tipo de gente los maneja, si son delincuentes, si tienen antecedentes y por eso pueden hacer lo que quieran con sólo pintar un carro”, se quejan los afectados.
“En las noticias dicen que ella tomó un taxi y creen que fue en este sitio. Pero aquí nunca ha pasado algo así con un cliente, todos se conocen, hay un registro de quién sale, a qué hora y a dónde va, si la española agarró un taxi por otro lado y era pirata, la bronca es de las autoridades, a ver, ahora que lo encuentren”, sentenció Ramiro visiblemente molesto por la mala fama que se les ha creado.
Los choferes expresaron su molestia con las autoridades capitalinas, pues a decir de ellos, la corrupción ha permitido la existencia de taxis pirata, así como la poca supervisión de los propietarios de los vehículos que contratan a cualquier persona sin tener la capacitación necesaria.
“La falta de atención de los que rentan las placas o los taxis, la corrupción, todo eso nos afecta. Es cierto que cobramos un poco más, pero a cambio de eso tienen la garantía de que somos seguros, si sumamos eso, más los Uber y esas cosas, pues cada vez el gremio esta peor”, lamentó.
Siguen indagatorias. Para colaborar con la investigación, los administradores de Patio Santa Fe entregaron al menos seis tomas diferentes de las cámaras de vigilancia del día de los hechos, todo esto con el objetivo de rastrear por dónde salió la española y qué auto usó para hacer un seguimiento del taxi en mención.
La investigación corre a cargo de la Procuraduría General de República (PGR) a la que se le entregó los videos de seguridad.
Hasta el momento las autoridades locales no han logrado establecer si los agresores son una banda organizada dedicada a este delito o sólo improvisados que no supieron lidiar con el problema al saber que su víctima era de nacionalidad extranjera y con recursos económicos.