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La Procuraduría capitalina tiene más de cinco meses rastreando a una célula criminal que opera en la zona sur de la ciudad y cuya base de operación es la delegación Xochimilco; según reportes de la dependencia, está compuesta por una familia en la que todos —desde mujeres y jóvenes— trabajan en la venta de drogas al menudeo y en la trata de personas.
Son Los Rodolfos, la autoridad los tiene ubicados en el centro de la ciudad desde donde distribuyen diversas drogas a las zonas de Coyoacán, Tlalpan e Iztapalapa, además se ha encontrado que operan al menos tres bares en su delegación base, dos en Tlalpan y otros dos en Coyoacán en las cuales aparentemente obligan a mujeres del sur del país a ofrecer sus servicios sexuales.
Reportes de inteligencia federal, detallan que desde el 2015 hicieron tratos con los cárteles establecidos en el Estado de México y Michoacán e incluso, iniciaron una pugna con el grupo conocido como La Unión de Tepito para apoderarse de la zona sur de la ciudad, donde los Tepito intentaron ingresar sin tener buenos resultados.
De acuerdo con la autoridad investigadora, Los Rodolfos tomaron el control de la delegación en su totalidad desde el 2015, cuando fueron eliminando a su competencia, otra célula familiar liderada por El Cañas, quien a finales de ese mismo año fue hado asesinado —tipo ejecución— muy cerca de su domicilio. Vecinos del sector aseguran que Los Rodolfos lo ejecutaron para no tener rivales.
Los sobrevivientes de la célula del Cañas, aplicando el efecto cucaracha, se mudaron a la delegación Tláhuac, desde donde operan actualmente y hasta donde Los Rodolfos los siguieron, esto ha provocado que la lucha entre ambas células familiares recrudezca la violencia, la cual se ha visto reflejado en los homicidios dolosos de la zona.
Denuncias vecinales aseguran a las autoridades de investigación, que en ocasiones la familia completa se reúne en un bar de la calle 5 de mayo, donde en ocasiones observan a patrullas rondando la zona, pero nunca los detienen, por lo que acusan complicidad de las autoridades en este caso.
Ahora los habitantes del barrio de San Diego esperan que con la incursión de elementos federales en la zona la semana pasada, la situación se tranquilice y que la incidencia delictiva los deje hacer su vida cotidiana.