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david.fuentes@eluniversal.com.mx
Malos tratos, falta de alimento, hacinamiento y descontrol son algunos de los focos rojos que los familiares de los menores recluidos en la Comunidad de Tratamiento Especializado para Adolescentes San Fernando, ubicada en Tlalpan, denuncian y aseguran que por eso con frecuencia se registran riñas y no descartan que de continuar así, la situación llegue a un motín.
Entrevistados afuera del recinto durante el día de visitas, las madres, principalmente, aseguran que los jóvenes se están organizando para una protesta fuerte en contra de los encargados actualmente del tutelar, donde dicen; la exigencia mayor es el agua, pues en ocasiones se quedan hasta tres días sin bañarse, así como las actividades deportivas y recreativas, las cuales a manera de represalia son limitadas.
Detallan también que los menores de edad en conflicto con la ley ahí recluidos constantemente se enferman del estómago por los alimentos caducos o mal procesados con los que los alimentan, “los muchachos ya están hartos de los malos tratos, les dan comida echada a perder, no hay agua ni para que se bañen, por eso hay protestas a cada rato y los reprimen.
“Ya hemos externado el malestar a los directivos de aquí, pero ni nos hacen caso, nunca habíamos vivido un problema si en el año que tiene mi hijo adentro, ahora me dicen que se están organizando para que les hagan caso, si no los atienden va a pasar algo grave y tenemos miedo”, expuso Veronica Fernández, madre de Jair, de 17 años, recluido por robo a mano armada.
Las madres dieron a conocer que las autoridades ya tienen conocimiento de la problemática, pues ellas y los convictos ya les entregaron un documento en el que se detallan los abusos por parte de los custodios, sin embargo, achacan a la falta de experiencia de los directivos que la situación no sea atendida.
La respuesta que reciben es que no hay presupuesto para sanear las condiciones de los internos.
En tan solo dos meses se han registrado 10 riñas en este tutelar: el hecho más reciente ocurrió el pasado fin de semana donde los jóvenes, hartos de las condiciones en las que viven, impidieron el acceso del personal administrativo a un recorrido.