El 75% de la población tiene un consumo excesivo de azúcares refinadas, mientras que el 60% de grasas, lo que ha impactado en el problema de sobrepeso y obesidad de los capitalinos.
El país sigue en el primer lugar de obesidad infantil y en segundo en adultos. “De cada 10 adultos siete tienen sobrepeso y obesidad, de cada 10 niños casi cuatro tienen sobrepeso y obesidad. Por primera vez se estima que nuestros niños pueden perder hasta 10 años de esperanza de vida”, explicó el secretario de Salud capitalino, Armando Ahued.

Además de los azúcares y grasas, las harinas, la comida chatarra y copiar el modelo de alimentación norteamericano  son otros de los factores que han aumentado los niveles de sobrepeso tanto en la ciudad como a nivel nacional.

El director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud, Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Juan Rivera Dommarco, mencionó que en México, los alimentos que deberían considerarse “discresionales”, es decir, las bebidas azucaradas y los alimentos con alta densidad energética, “ocupan el 25 por ciento de nuestra dieta”.
Las enfermedades asociadas a la mala alimentación, como la diabetes, a nivel nacional generan un gasto de 85 mil millones de pesos anuales de acuerdo con estudios del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO). Asimismo, un prediabético que cambia su estilo de vida gastaría 21 veces menos por complicaciones, atención médica, medicamentos, pérdida de días laborales y muerte prematura.
Durante la 2da Reunión del Consejo para la Prevención y la  Atención Integral de la Obesidad y los Trastornos de la Conducta Alimentaria autoridades y especialistas hicieron un llamado a padres de familia y escuelas a adquirir mayor conciencia para la prevención de obesidad y sobrepeso.
Ahued Ortega insistió en que se debe de implementar la materia de salud en las escuelas, “porque el cambio se debe sembrar con educación” además de que, dijo, lograr un cambio de hábitos previene el desarrollo de enfermedades crónico degenerativas como la diabetes, la hipertensión arterial e incluso el cáncer.
Rivera Dommarco recalcó la urgencia de hacer funcionar un paquete de acciones multisectoriales y de comunicación educativa dirigidas a modificar el entorno de la alimentación.
Sostuvo que las medidas regulatorias que hoy se aplican en el país deben ser  evaluadas con rigor científico y evitando conflictos de interés. Una de ellas es, por ejemplo, hacer que los recursos obtenidos en el aumento de impuestos en refrescos se dirija a implementar medidas para la prevención.

cfe

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