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Desde la ladera Loma Encantada, en el Cerro de la Estrella, en Iztapalapa, cientos de personas observan la amplitud de la mancha urbana de la Ciudad de México donde viven 8 millones de personas, la cual ha engullido parte de esta área verde. Los voluntarios toman un respiro, secan el sudor de sus caras y continúan su tarea, plantar 3 mil árboles que ayuden a preservar este “pulmón” capitalino.
Desde las 8:00 horas, 400 jóvenes que estudian el bachillerato y forman parte del programa de becas Prepa sí, además de adultos, niños y servidores públicos empiezan a cavar agujeros, luego se reparten los arbolitos de unos 30 a 50 centímetros de altura, son sembrados en los agujeros y por último remueven la tierra en torno a las plántulas para hacer un “cajete” que capte el agua de la temporada de lluvias.
“Cuidar esta área es un favor hacia nosotros mismos”, afirma Marcos Carrasco, de 18 años, al contar que con su equipo de tres jóvenes ya plantaron cuatro ejemplares, cuando nunca antes había sembrado algo.
“Plantando un arbolito nos damos más vida, se genera más oxígeno”, añade Frida González, una joven de 16 años que coordina al equipo.
La reforestación, realizada este sábado, también servirá para evitar que continúen las invasiones y el desdoblamiento de asentamientos irregulares que han engullido parte del Cerro de la Estrella.
“Somos la delegación con menos áreas verdes, con sólo tres metros cuadrados por persona y con dos millones de habitantes, es necesario entender al Cerro de la Estrella como uno de los pulmones no sólo de Iztapalapa sino de toda la Ciudad de México”, comenta la jefa delegacional, Dione Anguiano Flores, al iniciar la jornada.
Anguiano, acompañada de Karen Quiroga, coordinadora ejecutiva de Prepa Sí, y de José Manuel Ávila Cetina, director de la Comisión de Recursos Naturales (Corena), plantaron unos ejemplares y después supervisar la zona de reforestación.
Los voluntarios se desplegaron por toda la sección de Loma Encantada, que de acuerdo con los vecinos y visitantes es una de las más cuidadas, donde muchos acuden a ejercitarse, pero hay otras partes del cerro en grave deterioro.
“Esperemos que se puedan rescatar también otras zonas que están descuidadas”, comenta la señora Juana Sánchez, mientras aplana la tierra donde colocó el arbolito al que le pone una placa con su nombre.
La siguiente reforestación será realizada el 20 de agosto en la Barranca Jazmín, aunque en este caso estará a cargo de las autoridades delegacionales y de Corena, además se tiene prevista una jornada similar en la ladera Moctezuma.
Voluntarios como el señor René Canales asumen la jornada como una especie de disculpa por el daño ecológico que le han causado los seres humanos a la Tierra.
“Lo hacemos como una forma de pedir perdón a la naturaleza por el deterioro que hemos provocado y al mismo tiempo como gratitud por lo que nos da”, comenta.